LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "De todas las tareas de reconstrucción, la de los hechos solo aumenta la desolación"

Marta García Aller reflexiona en 'Más de uno' sobre la desazón que genera la reconstrucción de los hechos y la búsqueda de responsabilidades en la mala gestión de la DANA.

Marta García Aller

Madrid |

Diez días han pasado desde la fatídica de la Dana que parecía tsunami. Y mientras los buzos de la Guardia Civil continúan buscando cuerpos en la Albufera, continúan también los trabajos de limpieza y reconstrucción que llevarán meses, años. Son 800.000 los afectados. 800.000. Y más de 200 fallecidos.

La prioridad ahora es limpiar las calles del caos embarrado, los garajes convertidos en trampas mortales y el lodo que genera gases tóxicos. Y el alcantarillado y sacar la basura del centro de las ciudades. A esta crisis humanitaria, porque es una crisis humanitaria, se suma ahora el riesgo de infecciones. Los 69 municipios afectados han pasado de estar bajo el agua a oler mal. Combatir la insalubridad que provoca el agua estancada y los restos en descomposición es fundamental para que los vecinos puedan, por lo menos, respirar. Lo han perdido todo, hasta el aire limpio.

Y a la desolación de la reconstrucción del desastre se suma la desazón que genera la reconstrucción de los hechos. Ahora sabemos que Carlos Mazón, el presidente de la Generalitat, se incorporó al órgano de coordinación de las emergencias dos horas tarde. Ni él ni su gobierno ni su partido han explicado todavía por qué. Bueno sí, primero dijeron que estaba en una comida privada y luego que era de trabajo. O al revés. El caso es que en esas horas claves Mazón no estaba, con los alcaldes desesperados pidiendo ayuda porque había ríos desbordados y vecinos arrastrados por la corriente.

Para cuando se movilizó la UME, muchas carreteras ya estaban cortadas y no podían llegar. Las reuniones que coordinaban el operativo empezaron tarde y mal, centrándose en de la presa de la Forata en vez de en el barranco del Poyo. Y encima anoche nos enteramos de que la consellera valenciana responsable de Emergencias, Salomé Pradas, que era quien había asumido la dirección de la emergencia por la mañana, se enteró de que se podían enviar avisos a móviles hasta las ocho de la tarde. Cuando el caos ya era total.

¿Moraleja?

De todas las tareas de reconstrucción, la de los hechos solo aumenta la desolación.