Marta García Aller: "Menuda sorpresa que al final no exista la famosa mayoría progresista"
Marta García Aller reflexiona sobre la búsqueda a la desesperada de apoyos por parte del Gobierno para aprobar sus decretos con medidas anticrisis, pidiendo los votos del PP y sorprendiéndose del 'no' de Junts.
Lo más sorprendente de lo que está pasando con los decretos leyes que el Gobierno no parece capaz de aprobar mañana por falta de apoyos es que haya a quien le resulte sorprendente que a este Gobierno le falten los apoyos. Incluido al propio Gobierno. Andan en Moncloa cayendo en la cuenta de que tiene unos socios a los que la gobernabilidad de España les importa bastante poco, tan poco como si las medidas que quiere aprobar son o no progresistas. A los independentistas les importa el independentismo. Qué sorpresa, oye.
Tiene poco sentido presentarse en la investidura como una forma prístina y pura de frenar a la derecha y a la extrema derecha, hablar de construir ese muro que frena la ultraderecha, que separa el bien, la luz y el progreso de las "derechas retrógradas que quieren desmantelar todos los avances" y luego, a la primera de cambio, en cuanto hay que aprobar las primeras leyes, asomarse corriendo al otro lado del muro a pedirles los votos, como quien se acerca al vecino a pedirle un poco de sal.
Sánchez empezó la legislatura acusando a Feijóo de haberse adentrado en el “camino de la perdición”. Planteó su gobierno como una disyuntiva entre las políticas progresistas, las suyas y sus socios, y los profetas del odio. Y ahora que sus socios independentistas le dejan tirado pide su apoyo a la desesperada al PP para sacar adelante sus medidas anticrisis con ayuda de la derecha. Una de dos: o en este lado del muro los que se quedaron no eran tan progresistas o los del camino de la perdición no lo eran tanto.
Ambas opciones son compatibles, pero habría, además, que sumarle una tercera. Lo difícil que va a tener el Gobierno negociar con Junts toda la legislatura. No es que Sánchez no esté dispuesto a ceder ante Junts, es que se ha ido quedando sin margen para ceder más. No deben de saber los indepes qué más pedir. Y así, claro, es muy difícil que les importe el resultado de cualquier votación.
¿Moraleja?
Menuda sorpresa que al final no exista, la famosa mayoría progresista.