El almuerzo entre Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, y la periodista Maribel Vilaplana el pasado 29 de octubre es una de las cuestiones que más ruido ha hecho en torno a la gestión por parte del máximo mandatario de la Comunidad Valencia durante la DANA que golpeó la región. Ahora, el entorno de la periodista ha ofrecido detalles sobre el encuentro. La comida en el restaurante El Ventorro terminó a las 17:45, dejando un lapso significativo antes de que el presidente se incorporara al Centro de Coordinación Operativa Integrado (CECOPI) después de las 19:00 horas.
Según fuentes autorizadas por Maribel Vilaplana, el almuerzo comenzó alrededor de las 15:00 y finalizó a las 17:45. Durante la comida, Mazón atendió varias llamadas telefónicas, pero, según la misma fuente, “no transmitió en ningún momento que estuviera ocurriendo algo grave”.
La falta de alarma contrasta con los reportes de esa tarde, cuando la situación meteorológica ya era crítica y se discutía el posible colapso de la presa de Forata en la reunión del CECOPI desde las 17:00. Las autoridades estatales, como la Aemet y la Confederación Hidrográfica del Júcar, habían alertado sobre riesgos graves horas antes de que la Generalitat activara el sistema de alerta masiva Es-Alert a las 20:11.
El intervalo entre la salida de Mazón del restaurante y su llegada al CECOPI deja un vacío temporal. Si el presidente concluyó su comida antes de las 18:00, ¿dónde estuvo y qué hizo hasta incorporarse al centro de emergencias casi dos horas después?
La fuente de Vilaplana detalla que, tras el almuerzo, la periodista regresó a su casa sin ser consciente de la magnitud de la tragedia que comenzaba a desarrollarse en Valencia. “Ella empieza a ser consciente de lo que ha pasado al llegar a su casa”, afirman.
El almuerzo, que tuvo lugar en un reservado, incluyó una conversación profesional en la que Mazón ofreció a Vilaplana la dirección de À Punt, el canal autonómico valenciano, propuesta que la periodista rechazó por “coherencia y convicción política”. Durante el encuentro, Vilaplana compartió consejos sobre la oratoria del presidente, sugiriendo que empleara más valenciano en sus discursos.
Los detalles de la comida también han despertado interés por lo que hubo en la mesa: una botella de vino, dos copas, entradas compartidas, setas de temporada, tomate con ventresca y postre. La fuente insiste en que “no hubo gin-tonics”, en respuesta a las especulaciones sobre un consumo mayor de alcohol.
Sin embargo, el núcleo de la controversia no radica en el menú, sino en el tiempo que pasó desde que concluyó el almuerzo hasta que Mazón se unió al CECOPI, cuando la emergencia ya era crítica.