Historia de una hazaña
Javier Cancho nos cuenta la historia de cómo un equipo médico logró culminar una operación a corazón abierto en un hospital en llamas.
Blagovéshchensk es una ciudad rusa situada en la orilla izquierda del río Amur. El río es la frontera. Al otro lado de la ribera viven los chinos. De hecho el origen de la ciudad está relacionado con la estrategia fronteriza, porque sus primeras viviendas se construyeron como parte de un puesto militar, a comienzos de la segunda mitad del XIX. Aquel paraje ribereño fue creciendo, tanto que en 1913 la ciudad fue conectada a la red ferroviaria del Transiberiano.
Seis años antes de la conexión al Transiberiano, empezó a levantarse el hospital de Blagovéschensk. Era un edificio señorial, de grandes pabellones, con amplias ventanas, con suelos de baldosa hidráulica centenaria. La fachada de color azul lo convertía en uno de los edificios más singulares de la comarca. Siendo además el único hospital de la región con unidad de cardiología especializada.
La primera hipótesis sobre lo que sucedió dice que el fuego fue causado por un cortocircuito. A partir de ese instante, las llamas se extendieron a una velocidad dramática. Los techos y las vigas de madera contribuyeron a la propagación, y al estrépito cuando se desplomaba lo que se iba quemando. Hubo margen para la evacuación, pero vivida como un trance. Había que darse prisa. Y aún así no cundió el pánico. El personal sanitario mantuvo la serenidad a pesar de la tensión que se percibía.
Antes de que el fuego fuera declarado, aquella mañana había comenzado una cirugía a corazón abierto. El paciente tenía un boquete en el pecho cuando se comunicó al equipo médico que todos debían salir porque se había declarado un incendio. El cirujano transmitió un mensaje sereno y claro: en el quirófano transcurre una intervención que no se puede interrumpir, aunque haya fuego. El doctor Filatov le dijo a sus compañeros que pasase lo que pasase ellos iban a dedicar las próximas dos horas de sus vidas a salvar a la vida de la persona que tenían delante. Eran ocho en aquel quirófano, los últimos ocho del hospital del personal de medicina y enfermería.
Aquella mañana, en aquel hospital, transcurrieron dos procesos. Los bomberos se afanaron en que las llamas no merodearan el quirófano abierto. Mientras, la cirugía continuaba…sostenida por un despliegue eléctrico de emergencia que se instaló en el quirófano de la planta baja con los ventiladores manteniendo el humo fuera. Los cirujanos trabajaron en el tórax del paciente, con sus corazones en un puño. Pero, la operación se culminó con éxito. Cuando se terminó el paciente fue evacuado.