Desde que Rusia inició la invasión de Ucrania, las tropas rusas han lanzado numerosos misiles sobre objetivos militares y ciudades ucranianas, causando la muerte de cientos de personas, heridos y graves daños materiales.
En la capital, Kiev, muchos ciudadanos han intentado huir hacia un lugar más seguro en la frontera occidental. Otros muchos ucranianos que no han podido salir, permanecen a resguardo en sus casas, refugios, sótanos o en el metro.
Darina Tkachenko, experta en educación internacional, estuvo ayer varias horas en uno de estos refugios donde la población busca mantenerse a salvo durante los ataques rusos. Hoy, sin embargo, su familia y ella han decidido permanecer en su casa, situada en la primera planta de un edificio de la capital ucraniana, donde han intentado mantener las máximas medidas de seguridad y prevención.
Vemos el apoyo que hacen los países aliados, pero hay que tomar más decisiones. Esto es una guerra abierta
La mayoría de los ucranianos comparten un sentimiento ambivalente ante lo que está ocurriendo. Por un lado, tienen la intención de resistir a la invasión de Rusia, pero también se sienten abandonados por la OTAN y demás países internacionales.
"Nosotros vemos el apoyo que hacen los países aliados, pero hay que tomar más decisiones. Esto es una guerra abierta y una masacre" dice Darina sobre la importancia de tomar decisiones más allá de las sanciones económicas que se plantean.
En este momento, "Kiev está siendo atacado, estamos escuchando bombardeos", relata Darina en primera persona, que está viviendo esto junto a sus padres, dos niños y cuatro mascotas.
Tanto Darina como su marido trabajan organizando viajes de estudios a Ucrania para estudiantes extranjeros y, dada la situación, están ayudándoles a ser evacuados. Hoy saldrán tres trenes hacia la frontera occidental con los estudiantes para que huyan de Ucrania; "nosotros queríamos enviar a nuestros hijos con ellos para que se salven, pero al final hemos decidido permanecer juntos, van a estar con nosotros", cuenta Darina.