Fernando Rueda explica en 'La rosa de los vientos' cómo periodistas y analistas como de Assange y Snowden y sus actuales sucesores, Frances Haugen y Sophie Zhang, o Barton Gelliman, son perseguidos y juzgados por, según comenta, "contarnos la verdad que gobiernos y otros organismos no quieren que se conozca".
La extradición de Julian Assange a Estados Unidos parecía inminente después de que la justicia británica así lo decretara. En efecto, el gobierno estadounidense ganó un recurso presentado ante el Tribunal de Apelación de Londres contra un fallo del pasado enero que había denegado la extradición del fundador de Wikileaks a ese país por riesgo de suicidio. Así pues, la noticia fue recibida con desagrado entre algunos sectores sociales, políticos y periodísticos australianos.
La resolución, que de prosperar le condenaría a pasar 175 años de cárcel, ha sacudido un debate que, como todos, fluctúa en el maremágnum de asuntos que abarrotan la actualidad. Ahora, desde que se conoció que el periodista australiano de 50 años de edad se enfrentará a cargos de espionaje al otro lado del charco, la conversación vuelve a estar en boga en Australia y aquellos que defienden que Assange debería cumplir la condena en su país ven renovada su mayor esperanza: que este caso se convierta en un asunto político debido a su estado de salud. Creen que solo de este modo se podría evitar su extradición a Estados Unidos.