Materia Reservada: Locos solitarios y asesinos
Fernando Rueda expone una serie de asesinatos perpetrados por los llamados locos solitarios contra importantes autoridades o figuras mundiales. Asesinatos cuyo nexo común residía en los trastornos mentales de los asesinos.
Fernando Rueda expone una serie de asesinatos perpetrados por los llamados locos solitarios contra importantes autoridades o figuras mundiales. Asesinatos cuyo nexo común residía en los trastornos mentales de los asesinos.
Robert F. Kennedy
La madrugada del 5 de junio de 1968, Sirhan Sirhan asesinó a Robert F. Kennedy, senador de Estados Unidos y hermano del también asesinado presidente John F. Kennedy, en Los Ángeles, California. El hermano del presidente fue asesinado durante la celebración de su exitosa campaña en las primarias de California en su intento de obtener la nominación demócrata para la presidencia de los Estados Unidos. Así pues, dada la cantidad de reporteros que acudieron a cubrir el acto, existen registros audiovisuales del la escena del crimen; el tiroteo incluso fue grabado en audio.
Sirhan Sirhan era entonces un joven palestino de veinticuatro años que padecía un trastorno mental. Tras más de medio siglo, continua encarcelado por el crimen que cometió.
Asesinatos e intentos fallidos
A lo largo de la segunda mitad del siglo XX se produjeron diversos episodios criminales que, aunque parecían ajenos entre sí, compartían la locura en el subtexto de las motivaciones de los criminales. Personalidades como Robert F. Kennedy, John F. Kennedy, Martin Luther King y John Lennon fueron asesinados por fanáticos obsesos ya fuera con respecto a sus propias figuras o la de las personas adyacentes. Celos, envidia y paranoia, fueron las motivaciones de estos locos solitarios que no dudaron en apretar el gatillo.
No obstante, hubo quien sobrevivió a este tipo de atentados. El intento de asesinato de Ronald Reagan ocurrió el 30 de marzo de 1981, setenta días después de que Reagan asumiera la presidencia de Estados Unidos. A su salida de una conferencia en el Washington Hilton Hotel en Washington D. C., John Hinckley Jr. disparó al presidente Reagan que sufrió una perforación en el pulmón. La inmediata atención médica fue crucial para que saliera con vida de aquel trágico suceso.
Por su parte, el Papa Juan Pablo II corrió la misma suerte o desgracia.