El monólogo de las ocho: "Putin es hoy un líder debilitado, obligado a tranquilizar a su aliados"
Rafa Latorre reflexiona sobre la actualidad en su monólogo de las ocho en La Brújula
El ejercito de ocupación se ha replegado y ha dejado tras de sí un infierno de atrocidades. Hay una ciudad en el noreste de Ucrania, en el Oblast de Jarkov, llamada Izium. Puede que hasta hoy usted no haya oído hablar de ella. También alguien día escuchó por primera vez el nombre de Srebenica y luego no se le olvidó jamás.
Con Izium eso es lo que debería ocurrir. Las fuerzas ucranianas han conseguido liberarla gracias a la contraofensiva que ha obligado al ejército ruso a retroceder. Allí siguen desenterrando cadáveres en un paciente trabajo siniestro. Han encontrado una fosa con 440 cadáveres. Las imágenes que llegan de un bosque cercano a la ciudad son estrictamente insoportables. Muestran cuerpos con las manos atadas a la espalda, con sogas al cuello y otros signos evidentes de violencia.
Hay más cadáveres bajo tierra. Más fosas comunes. Vladimir Putin no está ganando la guerra, es hoy un líder debilitado y obligado a tranquilizar a sus aliados, que han empezado a asumir que la llamada operación especial no ha sido el triunfal relámpago que el líder ruso les había prometido.
Su ejército se está replegando de lugares estratégicos, algunos nodos esenciales para el abastecimiento de sus tropas. Pero lo que hoy sobrecoge al mundo no es el parte de guerra, el movimiento en los frentes, sino las atrocidades de la retaguardia.
En cuanto el ejército ocupante comenzó su repliegue, la barbarie comenzó a emerger. Oleh Synehubov, gobernador de la región de Járkov y relata lo que ha visto en un bosque cercano. Allí varias cruces señalan el lugar de enterramientos de los soldados muertos por fuego de artillería o fusiladas o por ataques aéreos. También civiles, como relata el gobernador.
El área de más de 8.000 kilómetros cuadrados liberados ahora en la región de Járkov, fronteriza con Rusia, ha estado en manos del ejército ocupante durante más de seis meses. Ahora imagínense lo que queda por ver allí.
Hoy el mapa urbano de Izium está recorrido de escombros, calculan que el 70% de los edificios han sido destruidos durante el asedio de la de ciudad, de ellos mucho son residenciales y los cuerpos de sus moradores no han sido todavía rescatados.
Cuando se liberó la ciudad de Bucha, ya les informamos de que, por las atrocidades que allí se encontraron, el nombre esa ciudad pasaría a formar parte de la topografía del horror en Europa. El número de muertos en Izium podría ser de más del doble.
Todo esto parece salido de una crónica de Vassily Grossman, ucraniano por cierto y terriblemente incómodo para la propaganda soviética a pesar de la crudeza con la que describió la barbarie nazi en el frente del este.
Si todo este horror… las cámaras de torturas, las fosas comunes, los edificios residenciales destruidos… si todo este horror emerge en toda la región de Jarkov es porque el ejército de ocupación está retrocediendo y deja tras de sí sus cadáveres.
¿Eso significa que la guerra va a terminar? En absoluto, al menos si atendemos a la palabras gélidas de Putin.
Vladimir Putin es un líder debilitado y obligado a tranquilizar a sus aliados, que han empezado a asumir que la llamada operación especial no ha sido la triunfal guerra relámpago que el líder ruso les había prometido.
Primero Putin tuvo problemas en el frente militar, pronto se le abrió en el interior un frente político y ahora se enfrenta en el exterior a un frente diplomático. Porque es evidente que la guerra no ha ido como le había prometido a sus aliados. La cita en Samarcanda está haciendo aflorar las dudas del eje prorruso. Xi Jing Ping ya ha mostrado su inquietud, también el turco Erdogan, todos con el lenguaje cínico de la diplomacia.
Hablarles del enésimo enfrentamiento entre Junts y Esquerra, entre las distintas facciones del independentismo, los hiperventilados, los pactistas, los ecocatalanistas, los de la iglesia puigdemónica… esto puede ser muy aburrido. Y además es difícil llegar a una conclusión porque la única certeza que hay al respecto es que cuando peligra el presupuesto, se terminan poniendo de acuerdo.
Bueno, también se han puesto de acuerdo para cercenar los derechos de los castellanoparlantes. Esto además con la inestimable ayuda del PSC.
La Asamblea por una Escuela Bilingüe ha convocado una marcha en defensa de los derechos de los hablantes de español en Cataluña, de quienes quieren escolarizar a sus hijos con el castellano como lengua vehicular.
Es importante precisar que no es en defensa de la lengua sino de los hablantes y sus derechos, después de que la Generalitat dijera orgullosamente y con la complicidad imperdonable del PSC que va a vulnerar a sus derechos tranquilamente. Porque ya son varios los portavoces que han dicho que a pesar de lo que la Justicia han sentenciado ningún colegio público en Cataluña va a ofrecer el 25% de la clases en español. Ni el 25%.
En La Brújula hemos hablado con la presidenta de la asamblea por una escuela bilingüe, Ana Losada. También con Javier Pulido, padre de una familia acosada por el nacionalismo por querer escolarizar a su hija en castellano en Canet de Mar.