LA BRÚJULA

El monólogo de las ocho: "Koldo es el militante ejemplar que pretenden que haga un último servicio al partido"

Rafa Latorre reflexiona en La Brújula sobre la declaración de José Luis Ábalos ante el Tribunal Supremo.

Rafa Latorre

Madrid |

El monólogo de las ocho: "Koldo es el militante ejemplar que pretenden que haga un último servicio al partido"

¿Y quién es Koldo García? A esta trama de corrupción la conocemos como el caso Koldo porque fue al primero al que detuvieron y por el aspecto tan peculiar y la personalidad atrabiliaria de este hombre. Porque Koldo es un personaje inolvidable y porque todos habíamos oído hablar de esa especie de guardaespaldas, de físico descomunal, que iba a todos lados con el ministro Ábalos y sobre el que corrían todo tipo de leyendas.

¿Pero quién es Koldo? Koldo no era ni siquiera un jefe de gabinete. Era un asistente, un correveidile, un edecán, ¿un asesor? Bueno eso sería únicamente en términos nominales para meterle en el consejo de Renfe. Pero Koldo en términos estrictos era un recadero.

Koldo no destapa el teléfono y le da trato de "cariño" a una presidenta autonómica si esa presidenta autonómica no cree que por él habla todo el poder orgánico del PSOE y todo el presupuesto de la obra pública. De ahí que esta idea de Ábalos de cargarle todo al bueno de su golem, Koldo García, resulta del todo inverosímil. Pero esta ha sido su estrategia ante el juez.

José Luis Ábalos ha declarado durante tres horas ante el juez del Tribunal Supremo, Leopoldo Puente. Lo ha hecho para negar todas las acusaciones que lo señalan como el hombre clave en la administración de una organización criminal que se lucró con el cobro de comisiones por la adjudicación de material sanitario durante la pandemia. Lo niega todo. Dice que es cosa de Koldo García, su asistente personal, que es quien trataba con el muñidor Víctor de Aldama.

José Luis Ábalos dice que tenía ya ganas de declarar. No será porque no trató de demorar esta declaración a última hora. Se trata de una declaración voluntaria pero si no se prestaba a ella, el juez pediría el suplicatorio a las Cortes para poder llamarlo en calidad de investigado.

Tres horas de declaración. Piensen que aunque sea para negarlo todo es mucho tiempo respondiendo preguntas. Víctor de Aldama sólo estuvo dos cuando vertió todas sus acusaciones. Bien es cierto que Ábalos es político y está acostumbrado al cantinfleo.

¿Quién es Koldo? Pues el militante ejemplar que pretenden que haga un último servicio al partido y diga que él es el vértice de la organización criminal que operaba en el núcleo de poder del sanchismo. José Luis Ábalos no es un socialista cualquiera. Hasta su vertiginosa e inexplicada caída en desagracia en julio de 2021 fue el socialista con más poder después de Pedro Sánchez.

Él era el ministro de la obra pública y también el encargado de la organicidad en el PSOE. De ahí su influencia total sobre baronías y federaciones. Si Ábalos gozaba de tal poder es porque Pedro Sánchez se lo había concedido, a la postre es el hombre más importante de su vida política, el que lo llevó primero a conquistar Ferraz y luego la Moncloa.

Por cierto, que para Ábalos, su vertiginosa caída también permanece inexplicada. Se lo ha contado hoy al juez.

Uno de los nombres que suele arrastrar por el fango Víctor de Aldama es el de Ángel Víctor Torres. No siempre correctamente citado, porque es verdad que un día se refirió a él como Victor Ángel, pero bueno, también Pedro Sánchez llama Noguera a Miriam Nogueras y es su socia.

El ministro de Política Territorial también lo niega todo. Bueno, todo no. No niega que pudiera haber algún contacto vía Whatsapp pero siempre a iniciativa de Aldama y no desde luego para hablar de comisiones. Hombre, se entiende que nadie pide una comisión vía Whatsapp, pero es cierto que quien tiene que probar sus acusaciones, que son muy graves e incluyen desagradables alusiones personales, es Víctor de Aldama.

La declaración de Ábalos sólo se refiere a una de las tramas de esa presunta organización criminal que habría alcanzado el núcleo de poder del sanchismo. Y, en cualquier caso, únicamente a uno de los muchos escándalos en torno al Gobierno.

La estrategia de Sánchez para sacudirse los escándalos es demasiado facilona. Este es el asedio de un frente derechista de jueces, oposición y medios que pretende derribar a su gobierno. Siempre que se encuentra con problemas, Sánchez suele señalar alguna conspiración. ¿Se acuerdan de cuando los malos eran unos empresarios con chistera y puro, malos españoles?

Ayer ante los periodistas asistentes a la copa de Navidad en la Moncloa acusó a la oposición de jugar con las cartas marcadas porque conocerían de antemano las decisiones judiciales, que es tanto como decir que hay una conspiración de jueces y peperos.

Hoy se lo ha reprochado Alberto Núñez Feijóo, que le recuerda que jugar con las cartas marcadas es utilizar a la fiscalía general del Estado para la destrucción del adversario político. Pero no sólo se lo ha reprochado Feijóo, también Emiliano García Page…