Si hay una forma de resumir al máximo lo que ha sido la deriva de la política catalana de los últimos años, una expresión que para muchos marca el germen del proceso de ruptura independentista, es el 3%.
En 2005 el entonces presidente de la Generalitat, Pascual Maragall, espetó esta breve frase a Artur Mas (líder de la oposición y de CIU) en el ardor del debate parlamentario. El 3% era la comisión que, según el diario 'El Periódico de Catalunya', se había llevado durante años CIUa cambio de la adjudicación de obras públicas.
Maragall terminó retirando sus acusaciones (sobre la mesa estaba el nuevo Estatut) pero la justicia puso el foco sobre un caso que con el paso de los años ha terminado en investigación y que en la actualidad está a la espera de que la Audiencia Nacional fije fecha para la apertura de juicio oral.
La semana pasada la Fiscalía Anticorrupción presentó su escrito de acusación: 30 personas y 14 empresas que se enfrentan a delitos como organización criminal, fraude, corrupción entre particulares o tráfico de influencias. Además de penas de prisión, se pide indemnizaciones y multas por encima de los 100 millones de euros.
Asimismo, se acusa al PDECAT (heredero de Convergencia Democrática de Catalunya) de haberse financiado entre 2008 y 2015 de forma ilegal con unos dos millones de euros. La Fiscalía señala textualmente: "se trataba de una actuación sistemática de, por un lado, recepción de dinero de parte de empresarios, y por el otro, de transformación de este dinero en ingresos para CDC, sin la mácula de su origen ilícito. Era un sistema superpuesto y complementario al llamado caso Palau".
Iñaki Ellakkuría habla en 'La brújula' de Rafa Latorre sobre el papel de Germà Gordó ex Diputado en el Parlamento de Cataluña en la trama del 3%. Por su parte, Toni Bolaño explica cómo ha condicionado el caso del 3% a la política catalana.