La carta de Ónega a Susana Díaz: "El sanchismo está con ganas de sangre, Susana. No soporta más humillaciones"
La Carta de Fernando Ónega para cerrar la Brújula hoy dirigida a Susana Díaz
Esta tarde, cuando buscaba documentación para escribirle, encontré un titular de periódico de hace un mes que decía: “en el PSOE andaluz ya se afilan las espadas”. Y una de las espadas afiladas es la suya, Susana. La viene afilando desde hace casi cuatro años, después de aquella batalla épica contra Pedro Sánchez en las primarias del 17. Ganó Pedro y usted se refugió en su castillo andaluz.
Le siguió abandonando la suerte, y Juanma Moreno y las tropas invasoras del PP, asociado con Ciudadanos y Vox en la retaguardia, la desalojaron de la Junta. Pero usted es la dama de hierro del Sur, y desde esas dos derrotas vive en guardia permanente, duerme con un ojo abierto y vestida con armadura porque hay nuevos asaltantes que preparan el ataque. Y son los suyos, señora Díaz. Los que bien la conocen y usted los conoce a ellos. Los conoce tanto, que sabe que quien se enfrentó al líder carismático tiene reservada plaza en el panteón de cadáveres exquisitos de socialistas ilustres. La guerra es, pues, una guerra a muerte.
Un duelo a campo abierto en el amanecer andaluz con sentencia ya dictada: solo uno sobrevivirá. Un clásico de las primarias del PSOE, que también las carga el diablo: el aparato contra la base, y suele ganar la base, pero ahora no se sabe. Usted siempre fue el aparato y le tocó perder la última batalla. Ahora han cambiado las tornas y en el cartel de la plaza aparecen estos dos diestros: o usted, Susana Díaz, o el alcalde de Sevilla, que tiene nombre de lance, porque Juan Espadas se llama. El sanchismo al asalto del susanismo. Y el sanchismo está con ganas de sangre, Susana. Acaba de ser humillado en Madrid y no soporta más humillaciones.
Que gane usted y pierda Juan Espadas sería interpretado como signo de decadencia y censura interna y eso no lo puede aceptar el símbolo de la resistencia. Celebro su retorno a la primera línea, señora Díaz. Celebro encontrarla con ganas de pelea. En las filas del socialismo va a ser el combate del siglo. Y ármese bien, Susana. Usted sabe mejor que nadie que el próximo trofeo que quiere la Moncloa lleva su nombre y en las noches de Ferraz se oyen voces que recitan el verso de Federico: “voces de muerte sonaron / cerca del Guadalquivir”.