La carta de Ónega al Consejo de Ministros: "No es probable que haya un gobierno en el mundo de tanta actividad asamblearia"
Fernando Ónega dirige su carta en La brújula al Consejo de Ministros. Y es que Pedro Sánchez ha intensificado la agenda económica con hasta diez reuniones en un mes ante la tensión social
Y saludos respetuosos al Consejo de Ministros (y Ministras, no se te olvide, director) que se va a reunir el doble de veces en lo que queda de año. Es decir, que, si ahora se reúne solo los martes, habilitará un día más. Y, por esas formas que tienen los meses de empezar y terminar, en diciembre no salen ocho reuniones, sino diez. Cinco Consejos ordinarios, y cinco extraordinarios. Una actividad grandiosa. Si la examina un sicólogo, seguro que dictamina una adicción.
Si se enteran esos señores del Libro Guinness de los Récords, seguro que lo incluyen en su próxima edición, porque no es probable que haya un gobierno en el mundo de tanta actividad asamblearia. Y mucho menos, en el mes de diciembre, con su puente y su día de la Lotería y su Nochebuena y su Navidad y su Fin de Año, qué elocuente ejemplaridad para el conjunto del país, que piensa que diciembre, con el permiso de Ómicron, es un mes de cenas, cavas y turrón. La finalidad, nadie la puede criticar: según la información oficial, con esa adicción a los Consejos se trata, textualmente, de "acelerar la actividad económica y consolidar la recuperación".
Señor presidente, señores ministros, qué tranquilidad nos dejan; qué cantidad de elogios merecen por esa disposición laboral. Porque, según me dicen en los gabinetes de prensa, el Consejo no es solo reunirse en Moncloa. Es que hay que prepararlo. Es que antes debe reunirse la Comisión de Subsecretarios y, tratándose de la recuperación, la Comisión Delegada de Asuntos Económicos. Tienen que movilizarse, además, conductores, escoltas, redactores de la referencia, la ministra portavoz, que va a quedar afónica. Una revolución administrativa. Las más tranquilas, las secretarías de los señores y señoras ministras, que no tienen que inventar nada para rechazar llamadas. Con decir: "está en Consejo", lo tienen resuelto y alejan los moscardones que llaman a preguntar qué hay de lo suyo.
Hay mal pensados, y no quiero señalar, que dicen que tanta reunión se hace por si Pedro Sánchez tiene que hacer sus homilías si Ómicron ataca. Este escribidor solo dice una cosa: si la consolidación de la recuperación depende de las veces que se reúna el Consejo, ¿por qué no se reúne todos los días?