Territorio Negro: El eterno retorno de Mario Conde
Estos últimos días hemos vuelto a ver en las portadas de los periódicos y en las televisiones a un personaje habitual en los años 90. Mario Conde ha vuelto a la actualidad y ha vuelto también a la cárcel. Es el retorno del banquero, que ha regresado a prisión por traer a España 13 millones de euros. La operación Fénix ha acabado, de momento, con Conde y uno de sus abogados en prisión y sus dos hijos acusados de graves delitos. Hoy hablaremos del eterno retorno de Mario Conde.
Vamos a empezar esta vez por el final. Por la celda de Soto del Real en la que a estas horas estará Mario Conde. El ex presidente de Banesto está encarcelado por orden del juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz. Los delitos de los que está acusado son: blanqueo de capitales, siete delitos contra la Hacienda pública en relación con el impuesto de tres de sus sociedades en los ejercicios fiscales 2010, 2011, 2012 y 2014, pertenencia a organización criminal y frustración de la ejecución. El magistrado razona en su auto de prisión que Conde podría destruir pruebas y fugarse si estuviese en libertad, motivos por los que le envió a prisión sin fianza
Mario Conde, recordemos, pasó varios años en prisión, tuvo tres entradas en distintos momentos y salió en libertad definitiva en el año 2008. El problema es que esos años de cárcel no saldaron del todo sus cuentas con la justicia. Conde fue condenado a pagar por los casos Banesto y Argentia Trust un total de 26.059.986,42 euros, que no ha terminado de pagar, ya que solo ha abonado 11.958.918,84 euros. Es decir, aún le debe a la justicia 14.101.067,58… Y la justicia pone los medios para cobrarse esa deuda en lo que se llama pieza de ejecución de la sentencia, ya que aún no está ejecutada. Y no lo estará hasta que Conde salde toda su deuda.
En el año 2012, la UDEF de la Policía comenzó a investigar una de las propiedades de las que seguían disfrutando Mario Conde y su familia: cuatro fincas en Mallorca llamadas Can Poleta. Sobre el papel, en las escrituras, el 9 de abril de 2002 esas propiedades fueron vendidas por 600.000 euros a una sociedad de Luxemburgo llamada Beteiligung. Las vendió Apolo Inversiones y Servicios, una empresa de Mario Conde y su ex mano derecha en Banesto, Arturo Romaní. Pese a esa venta, la familia Conde siguió pasando largas temporadas en Can Poleta y de hecho, Lourdes Arroyo, la fallecida mujer de Conde, ingresó 342.000 euros en metálico entre abril de 2003 y julio de 2007, a razón de 18.000 euros al trimestre. Tras la muerte de Lourdes, este dinero se pagaba mediante transferencias a una cuenta de Beteiligung.
En esa primera investigación de la policía, se descubrió que Beteiligung, la empresa que se supone que era propietaria de la finca, abrió en una sucursal de La Caixa de Pollença una cuenta en la que tenía firma autorizada Carlos Castaño Dorantes, un guardés de la finca y, por tanto, empleado del banquero. La conclusión de la policía es que esas fincas nunca dejaron de ser propiedad de Conde y para simular el alquiler, Lourdes Arroyo firmó un contrato de alquiler con Beteiligung de 72.000 anuales, que se dejaron de pagar en 2007. Pese a ello, la familia siguió disfrutando de esas fincas hasta que en enero de 2013, el juez Grande Marlaska decretó el embargo de las fincas y la prohibición de disponer de ellas.
Es decir, simularon un alquiler de esas fincas, cuando realmente se las habían vendido a ellos mismos, una operativa que nos suena bastante. Esa vez, en 2013, la justicia pilla a Conde, pero ¿qué ha pasado desde entonces hasta la semana pasada? En ese mismo año, 2013, el 26 de junio, una cuenta de Caixabank abierta a nombre de la sociedad Black Royal Oak, una compañía que controlan los hijos de Mario Conde, Mario y Alejandra, recibió dos transferencias procedentes de una empresa, Rupani Jelly Fish, radicada en Dubai. Uno de los traspasos de dinero, de 4.922 euros, fue admitida, pero la otra, de 385.468 euros, fue rechazada, ya que el cliente no justificó la procedencia de ese dinero. La transferencia procedía del HSBC de Dubai, que a su vez la recibió de una sucursal del HSBC en Estados Unidos.
Ese intento de repatriar el dinero fue el principio de la operación Fénix como tal y el primer paso del camino de vuelta de Conde a la cárcel. Una semana después del rechazo de Caixabank a esa transferencia, Fernando Guasch, el yerno del ex banquero, abrió una cuenta en el Novo Banco para recibir esa misma transferencia, aunque con algo más de dinero: 397.287 euros. La operación fue rechazada ante la existencia de “indicios de blanqueo de capitales”, pero el yerno de Conde trató de justificarla diciendo que el dinero era el pago de un primer plazo de un alquiler con opción a compra de dos fincas en Mallorca propiedad de Black Royal Oak, cuyo precio, dijo, era de 950.000 euros. El problema fue que esas fincas, apenas dos años antes, cuando se incorporaron a Black Royal Oak en forma de ampliación de capital, fueron valoradas en 166.500 euros.
Es decir, no había venta de fincas ni nada parecido. Caixabank y Novo Banco alertaron al Sepblac, el servicio de prevención de blanqueo de capitales. Detrás de la empresa titular de esas cuentas, Black Roya Oak, donde se iba a recibir el dinero estaban los hijos y el yerno de Mario Conde. Fue el primer hilo del que tiraron los investigadores para desenredar una madeja bastante compleja, la que componían las empresas de Conde. En España y fuera de España.
La investigación ha desvelado que hay al menos siete empresas radicadas en Suiza, Reino Unido, Países Bajos Luxemburgo y Dubai que mandan dinero de manera regular a tres compañías españolas que controla Mario Conde a través de sus hijos, su yerno o de personas de máxima confianza, como su abogado, que también fue enviado a prisión la semana pasada. Esas compañías son Black Royal Oak –de la que ya hemos hablado– Oleficio Español y Barnacla. Para justificar esa repatriación del dinero, lo que Conde y su círculo hacían era recurrir a viejos, pero eficaces sistemas de blanqueo: simulaban prestaciones de servicios o ampliaciones de capital. La realidad, según la investigación, es que ninguna de esas empresas prestaba servicios de ningún tipo, sino que solo servían para dar cobertura a la llegada del dinero desde el extranjero.
En 2004, con Mario Conde aún cumpliendo condena, se produjo la primera de esas transferencias: 5.800 euros. Y al año siguiente llegaron por esta vía otros 10.490 euros. Son cantidades modestas si tenemos en cuenta que en 2008, coincidiendo con la puesta en libertad de Conde, a las sociedades controladas por él llegan desde cuentas extranjeras más de dos millones de euros… El dinero total que la trama ha metido en España desde otros países es, según la UCO de la Guardia Civil, 10.774.274,22 euros.
Más de diez millones de euros. Es decir, cuando Conde cumple condena y deja la cárcel de manera definitiva, en 2008, se incrementan estas llegadas de dinero. Hasta 2008, el sistema preferido por Conde y los suyos para meter dinero en España era mediante ingresos en efectivo, el más primitivo sistema de blanqueo. En 1999 fueron 3.000 euros; en el 2000, algo más de 18.000; en el 2001, 16.000; en el 2002, 38.150….Y ya en 2003, la cifra empieza a dispararse. Lo que cree la Guardia Civil es que esos primeros años, las cantidades que llegaban a España mediante ingresos en efectivo hechos por personas de la máxima confianza del banquero eran simplemente para el mantenimiento de su familia.
Cuando Conde sale de prisión, los ingresos en efectivo caen significativamente y comienza a crecer la llegada de divisas mediante transferencias desde el extranjero. En total, de 1999 a 2014, los ingresos en efectivo suman 2.288.048 euros, mientras que la llegada de divisas, como ya hemos dicho, supera los diez millones: en total, Conde ha traído a España 13.062.322,40 euros, tan solo un millón menos de lo que aún debe a la Justicia.
En primer lugar, el juez sitúa a Alejandra Conde, la hija del banquero, inmediatamente por debajo de Mario, y a la que el juez da la entidad de dirigente de la organización. Ella y su hermano Mario son titulares, apoderados y administradores de varias empresas envueltas en la trama. Otro familiar, esta vez político, Fernando Guasch, marido de Alejandra, también ha tenido cargos en las empresas que servían para repatriar el dinero.
Un viejo conocido de Conde, Francisco de Asís Cuesta Moreno, era el encargado de una de las principales empresas empleadas para canalizar el dinero sucio, Barnacla, y además juega un papel muy importante en las compañías con las que se supone que Conde se ganaba la vida honradamente: Hogar y Cosmética Española –dedicada a explotar las virtudes del aloe vera en limpieza y perfumería– y Los Carrizos de Castilblanco, dedicada a la fabricación y la venta de aceite de oliva de lujo de la variedad arbequina.
Ese Francisco de Asís tiene toda la pinta de testaferro clásico, de toda la vida, de hombre de paja. Pero no ha ido a prisión. Quien sí fue a la cárcel fue el abogado Francisco Javier de la Vega Jiménez. Para el juez, el letrado –leemos textualmente– “se constituiría como pieza fundamental de todo el entramado, participando directa o indirectamente en los negocios relacionados con la familia Conde”. Así que, según el juez, es algo más que un abogado y que un testaferro. Otras dos personas, Cristina Fernéndez, y un profesor de esquí eslovaco llamado Ronald Stanek, fueron detenidas en la operación Fénix. Se trata de dos personas a los que la trama colocó en distintas empresas con diferentes responsabilidades.
No está solo… En varias de las cuentas manejadas por la trama aparecía con firma autorizada Carlos Castaño, el guardés de la finca de la que disfrutaban los Conde en Mallorca y al que pagaban 910 euros mensuales. Félix Leonardo, el chófer de Mario Conde, domiciliado en su casa de Madrid, fue una de las personas encargadas de hacer ingresos en efectivo en varias cuentas controladas por los Conde.
No había absolutamente nada a su nombre: no puedes embargar un bien de su hija o de su hijo hasta que no se tenga la seguridad de que el propietario último es él. Mario Conde no solo disfrutó hasta 2013 de sus fincas de Mallorca, sino que seguía viviendo en su lujosa casa madrileña, en la calle Triana, que ahora ha puesto en venta por más de tres millones de euros, y pasaba largas temporada en un enorme pazo en la provincia de Orense que había sido propiedad del suegro del político gallego José Manuel Baltar.
Es esa casa de A Mezquita que la Xunta ofertaba como alojamiento rural. Pero desde hace unos años, nadie más que los Conde se alojan allí. Entre 2009 y 2013, una de las empresas de la trama, Barnacla, ha pagado algo más de 422.000 euros de alquiler por el pazo; más de 260.000 euros por reformas en el palacete y ha pagado 32.000 euros a un carpintero por diversos trabajos en la vivienda.
Ahora hemos sabido que Mario Conde vivía de esa enorme cantidad de dinero que ha estado repatriando, pero es que, además, la investigación ha documentado importantes ingresos. Por ejemplo, Conde recibió por su libro ‘Los días de gloria’, casi 700.000 euros entre los años 2010 y 2012. La serie que Telecinco emitió basada en el libro le supuso otros 59.000 euros. Entre 2010 y 2012, Intereconomía pagó a Conde 107.000 euros, es decir, unos 3.500 al mes… Así que solo entre 2010 y 2012, ingresó por estos conceptos 861.000 euros. Naturalmente, todo lo cobraba a través de sociedades en las que él no aparecía y que son las que también servían para traer el dinero a España desde el extranjero.
El juez no dice en ningún momento que el dinero proceda de Banesto, pero como nos dijo un responsable de la investigación hace unos días: si no es de Banesto, es que este tipo ha robado mucho más de lo que pensábamos. La Guardia Civil sabe a través de qué empresas llegó el dinero, pero aún no sabe en qué países estaba ese dinero. Las comisiones rogatorias empezarán a enseñarnos paraísos… Seguro.