Javier Arce, churrero en Tailandia: "Combinamos la tradición española y la cocina asiática"
Charlamos en Julia en la Onda con Javier Arce, el dueño de una churrería en Tailandia, que nos explica la clave del éxito de su negocio.
La gastronomía española siempre ha sido muy alabada en muchas partes del mundo, como le ha ocurrido a Javier Arce, un extrabajador de un banco en Santander que decidió prejubilarse y viajar a Tailandia donde abrió una churrería con el apoyo de su pareja, Ying Oiha. Nos explica que la clave de su éxito se encuentra en combinar la tradición de los churros con elementos de la cocina asiática.
Así, no sirven los churros con chocolate y azúcar como ocurre en España, sino que lo hacen un otra salsa y canela. "Allí podemos estar hablando de unos 38 grados habitualmente, la gente no quiere chocolate caliente para combinarlo", señala. O por ejemplo, otra de sus especialidades es un churro acompañado de queso y una crema típica tailandesa, que es muy compleja de preparar, aunque afortunadamente, su mujer sabe hacerla.
El éxito de su negocio les ha llevado a poder asociarse con la marca de chocolate Godiva, por lo que uno de los productos que más venden es una especie de perrito caliente con este chocolate y acompañado de fresas.
A pesar de que los churros son el elemento principal de su negocio, los fines de semana venden productos típicos españoles, como pueden ser la tortilla de patata o la paella. "No podemos hablar de un éxito enorme, pero todo lo que preparamos se agota en horas", manifiesta.
Aun así, Arce reconoce que el papel de su mujer Ying ha sido fundamental para que su negocio tuviera éxito: "Es una crack, ha trabajado muy duro para conseguirlo".
El coronavirus en Tailandia
El churrero aclara que la situación sanitaria en Tailandia es más sencilla que en España porque existe mucho control: "Cuando entras en un establecimiento, te piden los datos, aunque solo tengas que estar dentro 1 minuto". Además, añade que no hay una cultura del contacto como existe aquí: "La gente no se da besos ni abrazos, se dicen 'hola' y ya".
Esto les ha permitido poder volver a reactivar la economía y no necesitar restricciones: "Aquí no hay toques de queda y en los establecimientos, la gente puede sentarse en grupos muy grandes".