En el Gabinete, reflexionamos sobre la bondad y los riesgos de hacer públicas las listas de delincuentes. Nos preguntamos qué clase de delincuentes deben sufrir el escarnio público, si los que roban a hacienda, los pederastas y violadores… Debatimos si los derechos colectivos pueden o deben estar por encima de los individuales.
Melchor Miralles: "Es partidario de hacerlas públicas. Soy una persona que tiene dudas. Con los delitos sexuales, claramente partidario en la medida de que puede servir de advertencia para evitar la reiteración. Respecto al resto, la justicia debe ser pública, por tanto, donde haya resoluciones, hay que conocerlas. Pero a partir de ahí, la justicia no es un ejercicio de venganza social, es administración de justicia, y la publicación de lista hay que andar con mucho reparo. Respecto a los delitos sexuales, sí, pero con el resto tengo dudas".
Pilar Rahola: No es blanco y negro, estoy con Melchor, si nos planteamos cambios es porque no son claros por ningún lado, y que los juristas tampoco estén de acuerdo, demuestra que es un terreno muy pantanoso. Los delitos sexuales, especialmente de niños, yo quiero saberlo, pero con el resto de delitos, creo que no. Ir a la cárcel es algo durísimo, y si encima lo pones en escarnio público, es hacer un añadido que es más revancha que castigo.
Fernando Iwasaki: De qué nos sirve saber, tener la información sobre algunos delitos o delincuentes. Evidentemente para proteger a niños, jóvenes, mujeres… muchas veces aparecen los nombres de individuos en los medios y no debería. El hecho de que una información sea única no quiere decir que se tenga que publicar en primera página. Se pueden tener lista, pero uno debe pasar ciertos filtros: no confundir el libre acceso a la información con la divulgación. Yo me inclino que la información sea pública.