La “Marcha por la dignidad" del pasado 22 de marzo terminó con 101 policías heridos, y veinticuatro detenidos, de los cuales uno ha sido detenido por intento de homicidio. Se han producido daños materiales valorados en miles de euros. Han sido muchos los que han condenado esta violencia, pero son otros muchos los que no los han hecho.
Al término de la marcha, convocada por la coordinadora 22M, varios participantes comenzaron a arrojar botellas, piedras y petardos a la policía que intentaba entrar con furgones en la plaza de Colón. Tras esta intervención, algunos de los participantes montaron barricadas en los laterales del Paseo de Recoletos con contenedores de basura al mismo tiempo que en el centro de la calzada un grupo de personas volvió a arrojar piedras, adoquines y botellas a la Policía para hacerles retroceder.
De los policías heridos, cuatro necesitaron hospitalización, y alguno de los chalecos de protección que llevaban, presentaban marcas de objetos punzante que algún manifestante intentó clavar a miembros de la policía..