Justo entonces, cuando empezaba la investigación, es cuando Luis Bárcenas, que acumulaba 22 millones de Euros -4 mil millones de pesetas- en sus cuentas suizas, empezó a vaciarlas, según el auto que la Audiencia Nacional hizo público ayer. Tan importante era Bárcenas para el PP que su abogado defensor entonces corría por cuenta del Partido en el que trabajó 30 años, algunos al frente nada menos que de la tesorería. Hoy, los dirigentes populares apenas recuerdan quién era y a qué se dedicaba el hombre que aguantó un año en el cargo cuando ya todo pintaba muy sucio.
Por otra parte, que su abogado defensor haya corrido a contar a la tele que Bárcenas ha regularizado su situación con la Hacienda pública, quiere decir, de entrada, que la difusión pública de esa realidad favorece a su cliente. O sea, su abogado intenta decirnos que su cliente ya está en paz en cuanto a impuestos. De hecho, un comunicado de Hacienda ha dicho hace media hora que Bárcenas no usó la amnistía fiscal para ello. Lo que no ha desvelado es cómo lo hizo.
La ciudadanía no solo se hace preguntas, sino lo que es peor, cree tener ya todas las respuestas. Y no se parecen en nada a las de la versión oficial.
Es el gran asunto del día