Casi la mitad de los ayuntamientos y corporaciones locales, destinatarios de la enorme inyección de dinero que supuso el Plan E, no dedicaron la partida a nuevos proyectos y a crear empleo sino que tomaron el dinero y acabaron otros proyectos inconclusos. Dice también el presidente del tribunal de Cuentas, que los ayuntamientos ni siquiera intentaron lograr rebajas en los importes de las obras, al adjudicarlas sin establecer comparación con otras que hubieran podido resultar más baratas.
Es decir, la mitad de los casi 8 mil millones de euros que el Estado repartió como una buena pedrea entre los consistorios de toda España, se fueron por el sumidero de la irresponsabilidad, la falta de control y la desfachatez.
Hay países en Europa en los que, por ejemplo, no hay nadie en el quiosco: Uno va, coge el diario, y deja el dinero. Pues bien, entre esos países y el nuestro, debe existir algún eslabón cultural y político que nos hemos perdido.