El Juli anuncia que deja de torear tras 25 años desde que tomó la alternativa
"El Juli" ha anunciado que cuando acabe esta temporada dejará de torear de forma indefinida, 25 años después de tomar la alternativa, una decisión que no ha querido tachar de retirada sino de "final de una etapa maravillosa".
El diestro madrileño Julián López, el Juli, ha anunciado este jueves que a la finalización de esta temporada taurina dejará de torear "de forma indefinida", una vez que haya cumplido sus veinticinco años de alternativa como matador, en una decisión que no ha querido calificar de retirada, sino de "final de una etapa maravillosa". "Sobre el futuro, solo el tiempo dirá", añade el torero en un comunicado.
A punto de cumplir 41 años de edad el próximo mes de octubre, el Juli asegura que esta es una determinación que tomó hace mucho tiempo, pero que no había querido a anunciar hasta que pasaran las grandes ferias de la campaña.
"El toreo ha sido, es y será la inspiración y el motor de mi vida y doy este paso con la más absoluta felicidad por haber cumplido todos mis sueños, incluso más de los que podía imaginar", afirma el torero en su nota.
Tras finalizar esta etapa profesional, Julián López espera empezar otra en la que confía vivir todo aquello que, debido a su entrega a la profesión, no ha podido disfrutar, como pasar más tiempo con la familia, gozar de sus aficiones "y ver la vida desde otra perspectiva, sin la presión de mi situación, ni nombre o mi responsabilidad".
Inició en el toreo a mediados de los años 90
El Juli se inició en el toreo a mediados de los años 90, como alumno aventajado de la Escuela Taurina de Madrid, todo un niño prodigio vestido de luces que asombró desde el primer momento por su amplio conocimiento de la lidia, lo que le llevó a debutar con picadores con apenas trece años de edad.
La legislación española impidió que actuara en más festejos mayores, por lo que se trasladó a México con su padre, antiguo y malogrado novillero, hasta convertirse en todo un ídolo ya desde sus comienzos y forjarse así para encarar su salto al escalafón de matadores, no sin antes, ya de regreso a España, abrir la Puerta Grande de Las Ventas tras estoquear en solitario seis novillos de distintas ganaderías.
Solo quince días antes de cumplir los 16 años tomó una precoz alternativa el 18 de septiembre de 1998, concedida por José María Manzanares (padre) en el anfiteatro romano de la ciudad francesa de Nimes, en presencia de Ortega Cano. Ese día, el Juli ya salió a hombros tras triunfar con una corrida de Daniel Ruiz.
Desde ese mismo momento, el joven torero del barrio madrileño de San Blas se aupó a la cima del escalafón de matadores, para, con constantes triunfos en las principales ferias, mantenerse como primera figura del toreo durante veinticinco temporadas ininterrumpidas, con un abultado palmarés de más de dos mil corridas toreadas en todos los países taurinos del mundo.
Su toreo se ha caracterizado, como apuntó desde sus inicios infantiles, por un gran domino de la lidia, incluida la variedad con el capote, que le dio fama en sus primeros años, y por su capacidad para sacar faena de muleta a muchos toros, con el único pero, sobre todo en los últimos años, de su heterodoxa y desigual forma de ejecutar la suerte suprema.
Tras sufrir una gravísima cornada en la feria de abril de Sevilla de 2013, el toreo del Juli fue bajando en regularidad e intensidad, aunque ha seguido manteniendo sus posiciones de privilegio y su puesto en los carteles estelares de las principales ferias de España, Francia y América.
El mismo torero explica en su nota de prensa que "en esta etapa longeva e intensa ha habido de todo, aciertos, errores, triunfos, fracasos, cornadas..., pero, después de vivirlo todo, queda en mí un fondo de satisfacción y agradecimiento a la vida por sentirme grande en una profesión tan dura y difícil".
Asimismo, el Juli reparte su gratitud a su familia "vital por su apoyo incondicional", a los profesionales de su cuadrilla, a sus distintos apoderados, a los ganaderos, a la prensa, a los médicos, que le han atendido hasta en 18 ocasiones; a sus compañeros y, sobre todo, "al público, que me ha sabido esperar, apoyar e incluso exigirme", y al toro, "el animal al que amo con todas mis fuerzas y que ha sido lo más honesto y verdadero que me he cruzado en el camino".
Texto del comunicado de despedida de Julián López
Hola a todos queridos amigos y aficionados.
Después de 25 años de alternativa quiero comunicarles mi decisión de dejar de torear indefinidamente cuando acabe esta temporada.
Es una decisión que tengo tomada desde hace tiempo, pero que no quise anunciar hasta que pasaran las primeras grandes ferias.
Esta noticia no es una retirada, es el final de una etapa que por cierto ha sido maravillosa. Sobre el futuro sólo el tiempo dirá.
El toreo ha sido, es y será la inspiración y el motor de mi vida, y doy este paso con la más absoluta felicidad por haber cumplido todos mis sueños, incluso más de lo que podía imaginar. Poder transmitir mis sentimientos y emocionar al público es algo mágico, inigualable, que sólo un torero lo puede sentir con esa verdad y profundidad.
En esta etapa longeva e intensa ha habido de todo, aciertos, errores, triunfos, fracasos, cornadas... pero después de vivirlo todo, queda en mí un fondo de satisfacción y agradecimiento a la vida por sentirme grande en una profesión tan dura y difícil. Felicidad y plenitud definen mi estado de ánimo en esta decisión que siempre es difícil.
Quiero agradecer a los que de una manera u otra han formado parte de mi vida en estos 25 años. Desde mi familia, que ha sido vital por su apoyo incondicional, pasando por todos los profesionales que me acompañaron en este maravilloso camino, cuadrilla, apoderados, ganaderos, periodistas y un sinfín de personas.
A los médicos taurinos, que en 18 ocasiones me he puesto en sus manos y han sido ángeles en momentos difíciles y dolorosos.
A mis compañeros, con los que he convivido con amistad y rivalidad y me han hecho mejor día a día.
Pero sin duda mi mayor agradecimiento es al público, que me ha sabido esperar, apoyar e incluso exigirme para hacerme crecer en momentos delicados y sacar un punto más de mí.
Y al toro, que me ha hecho expresarme, sentir y emocionar en la verdadera profundidad de mi persona. Ese animal que amo con todas mis fuerzas, que admiro y que ha sido el más honesto y verdadero con lo que me he cruzado en mi camino.
Se acaba una etapa y empieza otra en la que necesito vivir muchas cosas que, debido a mi entrega a esta profesión, no he podido disfrutar, como pasar más tiempo con mi familia, gozar de mis aficiones y ver la vida desde otra perspectiva, sin la presión de mi situación, mi nombre o mi responsabilidad.
Gracias a todos una vez más. Hasta siempre.