Según el escrito de calificación provisional de la Fiscalía, el joven "ha humillado y vejado, así como controlado y aislado a su pareja". A tal punto llegó su deseo de control que "para conseguir su propósito de saber siempre dónde estaba, que iba a hacer y con quién y de qué hablaba, le instaló un sistema espía en el móvil que le regaló". Dicho programa le daba acceso a todo el contenido del móvil, desde las conversaciones telefónicas que podía grabar, sus mensajes de correo y whatsapp, hasta fotos, ubicación y contraseñas.
Finalmente, en julio de 2015 la joven se dio cuenta de que tenía instalado un sistema espía en el móvil y optó por acabar con la relación. Días después de haber roto, según el Ministerio Público, el acusado comenzó a amenazarla para que le entregara el teléfono móvil.
La Fiscalía califica todos estos hechos como un delito contra la intimidad por revelación de secretos y por el que le reclama cuatro años de cárcel. Además, le pide otros tres años de prisión por tres delitos de coacciones, y medidas de alejamiento por una falta de vejaciones injustas.
En este último aspecto, desde Fiscalía se reclama que se imponga al acusado la prohibición durante ocho años y medio de comunicarse por cualquier medio o aproximarse a la víctima a menos de 500 metros. El caso está pendiente de señalamiento para la celebración del correspondiente juicio.