Madrid |
Lo ha podido ver pero no fijarse. Un botón del portero automático pintado de otro color, una señal dibujada junto a la leyenda del piso. Lo ha podido percibir pero no relacionarlo. Un tránsito continuo de hombres en un domicilio, voces, inquilinas que nunca salen de casa. Son los prostíbulos caseros, un cambio de paradigma de las mafias de trata que desde la pandemia han trasladado la prostitución de la calle o los locales de alterne a espacios residenciales. Se benefician del anonimato y la invisibilidad de las víctimas. Y se aprovechan de que, de esta forma, sin denuncia vecinal, son inexpugnables.
De esa realidad nace la campaña "Y tú, ¿a quién llamarías?", avalada por la Guardia Civil y Diaconía España, una plataforma de acción social orientada al trabajo con personas vulnerables. "Se trata -explica Eva Márquez, directora del área de mujer y lucha contra la trata de la ONG- de poner encima de la mesa ala ciudadanía que lo que está pasando en la puerta de al lado, en el piso de arriba, en esa casa de campo por la que pasamos cada día, que por muy en un domicilio privado que esto esté, esto es cosa de todos".
Durante 2023 en España se identificaron 294 víctimas de trata de seres humanos con fines de explotación sexual y 370 víctimas de explotación sexual, es decir que más de 650 personas fueron liberadas de las redes de trata, dos cada día. El 98% eran mujeres. La trata de seres humanos es una de las formas de criminalidad que más beneficios genera junto al tráfico de drogas y de armas.
Reorientando su negocio, las mafias han encontrado en los pisos donde se explota a las mujeres y niñas de forma clandestina "una herramienta de fácil funcionamiento -remarca la teniente Paula Matutano, de la Unidad Técnica de Policía Judicial de la Guardia Civil-. Se aprovechan de la ventaja de la discreción, la privacidad que se ofrece a los demandantes, que pasan desapercibidos, de la invisibilidad y el aislamiento de las víctimas, que no pueden salir del domicilio, viven y ejercen la prostitución en el mismo lugar y se aprovechan de ese aislamiento para agredir física y psicológicamente a las mujeres".
"Y tú, ¿a quién llamarías?" apela a cada ciudadano con una sospecha. La denuncia puede hacerse de forma anónima al correo trata@guardiacivil.es, en cualquier puesto de la Guardia Civil o en la ONG Diaconía o cualquier otra especializada en temas de trata. Los denunciantes no se verán involucrados en ningún proceso judicial. Y recuerda la Guardia Civil que los ciudadanos deben evitar cualquier tipo de enfrentamiento tanto con los consumidores como con cualquiera de las personas que puedan encontrarse en el piso. "Y pensar siempre que las mujeres son víctimas de una situación de abuso y puede que no sean conscientes de su condición de víctimas de un delito, por lo tanto, deben evitar culparlas de la situación que sufren".