La crítica de Alsina a María Guardiola por su denuncia de 'pucherazo': "Es una soberana irresponsabilidad"
El presentador de Más de uno ha hecho un análisis de situación en las elecciones extremeñas que encaran este viernes la última jornada electoral, con la izquierda ante malos augurios y la derecha en crecimiento.
Madrid |
Déjenme que les cuente una historia, que es muy corta, ya verán. Bueno, hoy son dos. La primera es de 1960. Eran las nueve y dos minutos de la mañana del veintidós de diciembre. Recién comenzado el sorteo, el niño Saturnino Ramiro Vicente, encargado de cantar los números, entonó con voz celestial el cuarenta y cinco mil seiscientos treinta y dos; y su compañero, el también niño (y de San Ildefonso) Adrián del Val, encargado de los premios, puso voz, aún más celestial, a su canto: "Siete millones y medio de pesetas".
Alegría en el salón de sorteos y euforia en Valencia: es allí donde se ha vendido íntegro el tercer premio. Lo celebran los agraciados y hacen planes: el piso, el coche, los agujeros. El sorteo sigue: los niños cantan, y cantan, y vuelven a cantar. Ay, pero a las nueve y veinte la presidencia pide que se pare todo. Se hace el silencio.
Ha de hacer un comunicado. "Ha habido un error", dice. ¿Cómo es posible? Ha habido un error porque al niño Adrián del Val le bailó un cero. Cantó un cero que no había. Se lo puso sin querer al premio verdadero y ahora resulta que en lugar de siete millones y medio solo eran setecientas cincuenta mil pesetas.
"Fuertes rumores acogen la dramática noticia", dicen las crónicas, "suena la campanilla presidencial exigiendo silencio". Y el sorteo sigue. A esto en Extremadura lo llaman gestión de expectativas. O el problema de llevarte un chasco en domingo. Y que el chasco no sea chiquinino.
La otra historia es de las Cortes de Cádiz. La contaba Luis Carandell. Las Cortes estaban reunidas -1811- mientras se seguía librando la guerra contra el francés. Los ciegos que cantaban romances en las calles del Oratorio siempre daban noticia de las victorias españolas pero nada decían de las victorias francesas. Nicasio Gallego, diputado, se animó a preguntarle a uno de ellos: "Maestro", le dijo, "¿acaso los franceses no ganan nunca?" "Claro que sí, señor", respondió el ciego,"pero esas noticias ya las dan los ciegos en Francia"
El pronóstico del tiempo anuncia para este domingo en Extremadura chuzos de punta. Tormentas y lluvia en las dos provincias. Desplome de las temperaturas. No más de cinco grados cuando estén abriendo los colegios y no más de diez a mitad de las votaciones. Truenos, charcos y tiritonas. Entre eso, y que al día siguiente es la lotería, los columnistas lo tienen hecho: estarán las metáforas muy repartidas.
Urnas en Navidad no es una de nuestras tradiciones más arraigadas, aunque Rajoy convocó unas generales un veinte de diciembre. Ha dicho Miguel Ángel Gallardo, candidato imposible, que poner urnas en Navidad son ganas de que la gente no vote. Es curioso que el aspirante socialista diga lo mismo que el PP dijo hace dos años cuando Sánchez puso las urnas a finales de julio. Que eran ganas de que el personal se abstuviera.
El domingo sabremos cuánto se vota o se deja de votar. Los paraguas protegen de la lluvia, las botas protegen de los charcos, el abrigo protege del frío. El mal tiempo nunca ha sido excusa. El pronóstico demoscópico anuncia que ganará con amplio margen el PP, mejorando los veintiocho diputados que ahora tiene; que palmará con amplio margen el PSOE, empeorando hasta en ocho escaños su resultado; que Vox duplicará el suyo, hasta los diez escaños; y que Podemos, que no es Sumar, podría llegar a seis, como máximo. Por bloques, que las derechas estarán en torno al 56% del voto y las izquierdas en el 38%. Dieciocho puntos de diferencia a favor de la derecha en Extremadura, donde casi siempre gobernó (y ganó de largo) la izquierda.
Al PP, que va de ganador, la noche se le atragantaría si las encuestas le hubieran puesto votos de más y le acabara pasando lo de la lotería del sesenta, que el premio resultó mucho menor que el esperado. Las expectativas, incluso sin mayoría absoluta, son altas. Treinta escaños de sesenta y cinco.
Guardiola, cabeza visible de un partido que exige a los demás celebrar debates electorales y dejarse entrevistar en los medios críticos, se ha negado a hacer un debate de verdad con sus rivales -la silla vacía, un insulto al contraste de ideas que es esencia del sistema democrático- y ha reservado las entrevistas para unos pocos medios escogidos no se sabe conforme a qué criterio. El criterio de Guardiola, donde haya pensado que arriesga menos.
El PSOE, que se sabe perdedor y muy perdedor, pone velas a la Virgen de Guadalupe para que Guardiola no alcance la absoluta, es decir, para poder celebrar como premio de consolación que necesite pactar con Vox. Valiente consolación y valiente premio: Guardiola ya necesitó a Vox y ya se abrazó a Vox.
Si los votantes le dan hoy más escaños que en 2023, no parece que pueda presentarse como un castigo por haber pasteleado con la extrema derecha. A Guardiola se le podrá reprochar, si las encuestas se confirman, que convocó para sacudirse a Vox y va a seguir teniendo a Vox en la chepa, pero quien va a tener serias dificultades para encontrar un relato al que agarrarse es la izquierda y, en concreto, el PSOE. Si al cabo de dos años predicando contra el dúo PP-Vox, los votantes te dan siete escaños menos a ti y siete más al dúo de derechas, igual es que la prédica ha dejado de funcionarte. O como diría Sánchez, ya no te renta.
Guardiola ayusiza su discurso
En la víspera del cierre de campaña, el PP se tiró de cabeza al charco de convertir a unos cacos que robaron la caja de la oficina de Correos de Fuente de Cantos en la más reciente y temible amenaza al sistema democrático. Español. Y extremeño.
Aquí, la presidenta de una Comunidad Autónoma española, representante del Estado, cabeza visible de una institución que no es suya, alarmando a la sociedad a base de atribuir a alguien -alguien está intentando, dice- el intento (nada menos) que de socavar la democracia y silenciarla. A ella, que tiene un gobierno entero para decir lo que quiera. "Nos quieren silenciar", dice la candidata que no ha querido hablar ni en el debate de anoche ni en la mayoría de los medios que han querido entrevistarla.
La candidata ayusiza su discurso: pisotear los derechos, robar la democracia. ¿Quién? Ah, alguien. Grabar un vídeo como este justo después de que una oficina de Correos haya sufrido un robo le habrá parecido una idea genial a los estrategas de su campaña, y a ella misma, pero es una soberana irresponsabilidad desempeñando el cargo que desempeña. La guardia civil atribuye el robo de la oficina postal a cacos comunes.
Es una soberana irresponsabilidad desempeñando el cargo que desempeña
En concreto, la banda de la radial, que antes había robado en una tienda de móviles y un estanco. La democracia, en peligro, María, los cacos quieren silenciar extremeños. Cabe pensar que los 14.000 euros que no han aparecido les interesaban más que los ciento veinticuatro votos (votos que podrán volver a ser emitidos y que en ningún lugar está escrito que fueran para el PP, igual eran 124 votos para Podemos).
Usar una presidencia autonómica, o la presidencia de un partido, para poner bajo sospecha el escrutinio electoral sin un solo indicio o una sola prueba, son ganas de dejar claro cuáles son tus proridades y a qué juegas. Este es el mismo PP que atacó, con razón, a Óscar Puente cuando atribuyó el robo de cobre en el AVE, obra de unos casos, a un sabotaje organizado por el antisanchismo. Nueva prueba de que, como los ciegos en las Cortes de Cádiz, aquí cada uno sólo canta las victorias propias y silencia las ajenas.
Uno podría pensar que el único interesado en poner en duda un resultado electoral es aquel que va a perder las elecciones. Pero a la vista está que no es así. Al PSOE, con esto del robo en Correos, se le ha aparecido la virgen. Toda una campaña sin dar con el mensaje, argumento, argumentario o estribillo que sirviera para enseñar un poco los dientes y, llegada la última hora, el PP se lo ha servido en bandeja. Quizá es un poco burda la utilización que hace Bolaños del balón que le han puesto a tiro, pero oye, de perdidos al río.
A ver si así el hundimiento que se anuncia para el PSOE sigue siendo hundimiento pero un poco menos hondo. Esta noche los partidos bajan la persiana del tiovivo y dejan al personal en paz durante veinticuatro horas para que reflexione y vea lo que hace.