Los frutos secos tienen un denominador común, un alto contenido en grasas saludables y u buen aporte de proteínas. Hay uno de ellos que se salta esta regla. Tiene una proporción muy alta de carbohidratos (40 gramos por cada 100) y también de agua por lo que deja solo un 3 gramos a las grasas y 3 gramos a las proteínas. Y tiene otra particularidad. Es el único que contiene vitamina C. Además, su aporte en fibra es considerable con 6,8 gramos y contienen calcio, potasio, magnesio, sodio, fósforo, hierro y además de la C, vitaminas B3,B6 y E.
Una de sus grandes ventajas respecto a otros frutos secos es su bajo nivel calórico con 190 calorías por cada 100 gramos. Hablamos de las castañas. Esto las convierte en una gran alternativa para aquellas personas que tienen dietas de déficit calórico. Por su alto contenido en fibra son saciantes y ayudan al tránsito intestinal y por sus componentes tienen propiedades antiinflamatorias y vasculares.
Los hidratos de carbono de las castañas son de absorción lenta por lo que son un alimento perfecto para los diabéticos ya que no provocan picos de azúcar en sangre. Se recomienda consumirlas cocinadas, ya sea asadas o hervidas, ya que además de que su sabor será mejor, el consumirlas en crudo hace que sean más indigestas por su alto contenido en taninos.
Pese a que su contenido en proteínas no es muy alto, las que contiene presentan todos los aminoácidos esenciales. Son ricas en hierro por lo que están muy indicadas para personas con dieta vegana un buen aliado para los que sufren anemia. Su alto contenido en agua favorece la diuresis que nos ayuda a combatir la retención de líquidos. Además, su alto aporte en calcio, hace que sea una gran alternativa o complemento a los productos lácteos. Su gran presencia de carbohidratos, convierte a las castañas en una gran fuente de energía para deportistas o para los días de actividad física. Y otra de sus propiedades. Tiene virtudes galactógenas que ayudan a aumentar la secreción de leche en las mujeres lactantes.