Hace unas semanas, la ministra de Defensa de Austria, Klaudia Tanner, advirtió del riesgo real de que se produjese un gran apagón eléctrico que afectase a toda Europa y que durase varios días: "La cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuándo", llegó a decir la ministra, que calcula que este gran apagón llegará a partir de 2025.
La advertencia de Austria ha hecho que muchos ciudadanos se pregunten qué sería necesario para poder sobrevivir a varios días sin electricidad y la preocupación ha hecho que aumenten las compras de este tipo de productos, como es el caso de los hornillos de gas.
Estas compras, derivadas del pánico generalizado que se ha instalado en algunas personas a raíz de la noticia, ha hecho que algunas cadenas de supermercados ya hayan avisado de que estos productos se han ido agotando en sus estanterías en los últimos días.
En psicología, este fenómeno se conoce como 'compras por pánico', es decir la adquisición masiva de algún tipo de producto previendo que este pueda llegar a agotarse.
Este fenómeno no es nuevo, ya lo vivimos a principios de 2020 cuando empezaron a publicarse noticias sobre el coronavirus. Mucha gente acudió a comprar mascarillas para protegerse, lo que hizo que durante unas semanas, las existencias de estas escaseasen.
A pesar de todo, los gobiernos de los distintos países han pedido calma a sus ciudadanos y han descartado la posibilidad de que se produzca este gran apagón. En el caso de España, la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera afirmó que el suministro de electricidad estaba garantizado y descartó "con rotundidad" el riesgo de que España sufriese apagones eléctricos.
Ribera explicó que la estructura de generación eléctrica en España es "muy potente" y prácticamente duplica la demanda en momentos pico. Además, tras su viaje a Argelia para negociar el abastecimiento de gas a España -ante el cierre del gaseoducto Magreb-Europa- aseguró a Onda Cero que el suministro del gas "estaba garantizado".