Cuando pensamos en implementar una alimentación sana en nuestra dieta para conseguir eliminar malos hábitos y conseguir una buena alimentación y, por lo tanto, una buena salud lo primero que se nos viene a la cabeza es pensar en el azúcar. El azúcar se puede encontrar de diversas formas como refinado, integral, moreno, natural, añadido o libre.
Según un estudio de la Universidad CEU San Pablo, la principal función del azúcar es proporcionar la energía que nuestro organismo necesita para el funcionamiento de los diferentes órganos, como el cerebro y los músculos, funcionalidad esencial a lo largo de nuestra vida y situaciones fisiológicas.
El cerebro es responsable del 20% del consumo de energía procedente de la glucosa, si esta desciende, el organismo empieza a sufrir trastornos como debilidad, temblores, torpeza mental o incluso desmayos provocados a través de una hipoglucemia.
Por otro lado, ingerir demasiado azúcar "puede provocar obesidad, aumento de enfermedades cardíacas,cáncer, diabetes y depresión", afirma la dietista Jennifer Oikarinen de la Universidad Medical Center Phoenix en Banner Health.
Además, algunas de las consecuencias que puede provocar tener una dieta alta en la ingesta de azúcares son:
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a los adultos que tengan un índice de masa corporal normal reducir el consumo de azúcar al 5% de la ingesta calórica diaria, esto equivale a unos 25 gramos al día.
Así lo establecieron en un proyecto en el que los límites de azúcares que sugieren se aplican a todos los monosacáridos como glucosa y fructosa y disacáridos como sacarosa o azúcar de mesa. La OMS afirma que "gran parte de los azúcares que se consumen están escondidos en alimentos elaborados que generalmente no se consideran dulces". Por ejemplo algo que consideramos como normal es tomarse una lata de refresco endulzado con azúcar de manera recurrente o diaria y estas bebidas presentan un total de 40 gramos de azúcar.