Belén Gómez del Pino | Rubén Bartolomé
Madrid | 03.04.2020 06:44
Está el mundo lleno, en estos días, de ideas bienintencionadas, aunque algunas terminan no siéndolo tanto. Hablamos, por ejemplo, de iniciativas como la de un sex shop británico llamado Med-Fet-Uk que está especializado en fetichismo médico.
Por tanto, entre las prendas que vende hay todo un surtido de vestuario sanitario. Vestuario que han donado ahora a un hospital británico para luchar contra el virus. Aclaran en su envío que no poseen grandes existencias y que casi todas las prendas son desechables, pero ahí queda la donación.
También hemos tenido noticia de un astrofísico australiano que trataba de crear un collar que pitara cuando el usuario acercara las manos a la cara, para evitar contagios. Para ello diseñó una pulsera y una gargantilla de imanes que sonarían al acercarse. Las primeras pruebas le salieron mal. El artilugio pitaba justo al contrario de lo que pretendía.
Las segundas, salieron peor. De alguna manera enganchó un par de imanes en su tabique nasal. Al tratar de usar otros para sacarlos, terminaron todos en el interior de su nariz, provocándole un fallo respiratorio además de muchas molestias. En el hospital donde, con un poco de anestesia, los médicos pudieron extraerle todos los imanes. En el parte médico escribieron: herida provocada por el aislamiento y el aburrimiento.