El Gobierno británico anunció ayer que a partir del viernes las personas que viajen a Inglaterra desde el extranjero no tendrán que hacerse un test de antígenos de Covid antes de embarcar ni aislarse a su llegada hasta obtener un resultado negativo en una PCR.
Según el primer ministro, Boris Johnson, las medidas anteriores, mucho más restrictivas, ya no sirven para detener la propagación de la variante ómicron porque "está ya ampliamente extendida" entre la población británica.
Las nuevas medidas, ampliamente demandadas por las empresas de turismo y aerolíneas, conllevan además que los viajeros no tendrán que hacerse una PCR antes del segundo día de llegada al país, sino que será suficiente un test de antígenos.
Además, no tendrán que confinarse a no ser que den positivo, en cuyo caso lo confirmarán con una PCR.
Escocia, Gales e Irlanda del Norte, que tienen sus propias competencias, precisarán en los próximos días sus requisitos.
Johnson confirmó ante el Parlamento que no planea introducir más restricciones para contener la pandemia, porque tras "la buena marcha de la vacunación de refuerzo" junto con que "la ómicron es más leve", es preferible "mantener abierta la sociedad y la economía".