El conflicto en Oriente Próximo no rebaja tensiones y sigue causando miles de muertes en un contexto en el que los ataques no dan tregua.
En esta madrugada de martes, la oficina de Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, ha afirmado que el país está dispuesto a escuchar las opiniones de Estados Unidos sobre la respuesta contra el ataque iraní del pasado 1 de octubre, pero que será en base a los intereses israelíes.
“Escuchamos las opiniones de Estados Unidos, pero tomaremos nuestras decisiones finales basándonos en nuestros intereses nacionales”, ha declarado la oficina. Una respuesta al diario ‘The Washington Post’ después de que el medio afirmase que Israel habría descartado atacar objetivos petroleros o nucleares y pondría el foco en instalaciones militares.
El medio estadounidense analiza que, en el supuesto caso de que el Ejército israelí decidiera atacar instalaciones petroleras israelíes, las consecuencias dispararían los precios de la energía y tendrían un impacto directo en los consumidores estadounidenses; mientras que una ofensiva contra el programa nuclear del país podría desencadenar una guerra directa entre Israel e Irán, obligando a EE. UU. a intervenir, añade.
Es cierto que Estados Unidos lleva manteniendo conversaciones con Israel sobre la posible respuesta al ataque iraní durante días. La intención no es otra que asegurarse de que la ofensiva israelí es proporcional y no supone una escalada mayor que acabe en una guerra con impacto directo en las elecciones estadounidenses.
Según las primeras informaciones, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha reconocido que Israel está pagando un “alto precio” a causa de la guerra, pero insiste en que seguirá atacando Líbano sin consideraciones.
La región libanesa, tal y como han informado las autoridades del país, lleva acumuladas más de 2.300 muertes desde hace un año, sobre todo desde que Israel recrudeció su ofensiva con el ataque a Hezbolá.
Aunque Israel desmiente que haya atacado intencionadamente a los cascos azules, varios países son ya los que han pedido un alto al fuego de los ataques a las instalaciones de Fuerza Interna de Naciones Unidas en Líbano (FINUL). De hecho, ha sido el propio Netanyahu quien ha pedido que abandonen las instalaciones temporalmente, para evitar daños colaterales, ya que la intención no es atacarles a ellos.
Por su parte, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha declarado que no se va a retirar al contingente español de Líbano. Al mismo tiempo, el Consejo de Seguridad de la ONU ha mostrado su apoyo a la FINUL y también han confirmado que los cascos azules seguirán manteniendo sus posiciones.