El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, he pedido este domingo a sus simpatizantes que sigan en las plazas públicas para terminar de garantizar la seguridad nacional mientras el Gobierno se dedica a sofocar los últimos rescoldos del fallido golpe de Estado.
"Esto no es un compromiso de 12 horas", ha declarado el presidente turco, que ha insistido en que el clérigo Fethullah Gülen, su enemigo declarado, está detrás del golpe, en declaraciones recogidas durante el funeral en Estambul por las víctimas de la fallida asonada, y recogidas por los medios nacionales.
Gulen vive ahora exiliado en Pensilvania (Estados Unidos) y, a pesar de que el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, ha indicado que no existen pruebas que lo ratifiquen, los ministros de Justicia y Exteriores de Turquía enviarán en los próximos días peticiones a Estados Unidos para que entregue al clérigo y sus simpatizantes.
"El intento de golpe que ha efectuado este grupo terrorista", ha hecho saber el presidente en relación a los partidarios del clérigo, "ha sido sofocado por la voluntad nacional". "Seguiremos limpiando este virus de todas las instituciones del Estado", ha prometido el presidente.
Por otra parte, el ministro de Exteriores de Francia, Jean-Marc Ayrault, ha advertido al presidente turco que el fracaso del golpe de Estado en Turquía no le confiere un cheque en blanco para saltarse los principios democráticos, y ha cuestionado además si el país es un socio verdaderamente fiable en la lucha contra Estado Islámico.
"Queremos que el imperio de la ley funcione por completo en Turquía. "El golpe no es un cheque en blanco para Erdogan. Nada de purgas", ha declarado en un mensaje que sus homólogos europeos reiterarán mañana, cuando se reúnan en Bruselas.