La reina Isabel II ha fallecido este jueves a los 96 años poniendo fin así a 70 años de reinado que comenzaron en 1952 y que la han convertido en la monarca más representativa del siglo XX estando presente en gran parte de los acontecimientos históricos más importantes.
Una de las características de la monarca ha sido siempre su envidiable estado de salud a pesar de su avanzada edad. Sin embargo, en los últimos meses, se ha visto empeorado debido a varias razones médicas que la tuvieron apartada de los actos públicos durante una temporada.
Por ejemplo, en junio de este año, se perdió por motivos de salud varios de los festejos del Jubileo en conmemoración de sus 70 años en el trono siendo sustituida por sus hijos y nietos. Aunque en los actos a los que sí acudía se la veía más delicada.
Además, según varias fuentes, la reina habría sufrido un gran impacto psicológico cuando en abril de 2021 falleció su marido, el príncipe Felipe de Edimburgo a los 99 años, que se retiró oficialmente de las actividades públicas en el año 2017: "Es mi roca, ha sido mi fuerza y mi sostén", dijo la monarca en una ocasión.
Otro de los motivos por los que se tuvo que retirar de los actos públicos fue su contagio por Covid-19 en febrero de este año. Aunque la Casa Real informó de que Isabel II lo había pasado con síntomas leves, el virus sí que dejó exhausta a la monarca, que a raíz de eso se quedó con una sensación de cansancio prolongado, uno de los síntomas más característicos asociados al Covid persistente.
Durante un acto virtual con motivo de un acto sanitario, la reina preguntó a un paciente si el virus dejaba "cansado" y "exhausto". Fue el momento en el que reveló que padecía este efecto secundario de la infección.