La región se encuentra en alerta máxima desde el sábado a primera hora, una situación que prácticamente paralizó los 19 distritos comunales, con el cierre de las líneas de metro y de casi todos los establecimientos donde se podía producir una afluencia importante de personas, como centros comerciales y deportivos, cines y salas de conciertos.
Incluso muchos restaurantes y bares del centro de la ciudad y de otras áreas normalmente concurridas fueron clausurados por decisión de las autoridades locales.
El Órgano de Coordinación para el Análisis de Amenazas (Ocam) emitirá a mediodía una nueva evaluación del nivel de amenaza, sobre la base de los últimos elementos de que disponga.
A continuación tendrá lugar una reunión del Consejo de Seguridad Nacional, en la que participarán el primer ministro belga, Charles Michel y los titulares de Interior, Jan Jambon; Exteriores, Didier Reynders; Justicia, Koen Geens, y Economía, Kris Peeters.
También participarán las autoridades de seguridad belgas.
En ese encuentro se abordará el último análisis del Ocam y se decidirá si se mantienen algunas de las medidas acordadas el sábado, como la cancelación de la circulación del metro.
Por otra parte, el ministro belga de Interior reconoció en una entrevista el sábado por la noche que la amenaza terrorista en Bélgica no se limita a Salah Abdeslam, en busca y captura internacional por su supuesta implicación en los atentados de París, sino que "es más amplia".
"Hay varios sospechosos, por eso hemos puesto en marcha tal concentración de medios", explicó Jambon, que añadió que el Gobierno sigue la situación "minuto a minuto".
"Existe una amenaza real, pero estamos haciendo todo lo posible para afrontar esa situación", aseguró.