El PSOE asegura que no está negociando su salida.

PSOE: lo primero, el escaño de Ábalos

Nadie en el PSOE cree que Jose Luís Abalos acabe sentado en la bancada del Grupo Mixto. Esa posibilidad no se contempla. “Su única salida desde que empezó todo esto era dejar el escaño. Después… ya hablaremos”, dicen en el entorno de la dirección del partido.

Ignacio Jarillo

Madrid |

Pedro Sánchez y José Luis Ábalos | EFE

"Primero, el escaño". Con este mensaje, Ferraz deja claro que, tras la investigación judicial por el presunto cobro de comisiones ilegales por parte del ex asesor del ex ministro Ábalos, Koldo García, por la compra de mascarillas durante la pandemia, el partido “va a ir a por todas y a por todos los responsables”.

Y no es suficiente con que el todavía diputado y antiguo números tres del partido deje la presidencia de la Comisión de Interior. Tiene que dejar el acta de diputado. Por eso, el PSOE, de momento, no está dispuesto a negociar nada con él… hasta que renuncie a su escaño. Lo que ocurra a partir de entonces solo lo conocen unos pocos. Los de siempre: el actual secretario de organización, Santos Cerdán, la vicesecretaria general y Vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero y el propio Pedro Sánchez.

Que deje el escaño. Después... ya veremos.

Pero ahora mismo, buscar una salida política digna y una compensación “por los servicios prestados” a cambio de que deje el escaño no es la prioridad para la cúpula socialista. Solo que se vaya, y que lo haga antes de 24 horas. Si no… si no “ya veremos” -insisten algunas voces en Ferraz, mordiéndose la lengua- porque nadie habla aún de la suspensión a Ábalos como militante, pero sería el próximo paso natural, atendiendo a otros casos parecidos.

Por que el PSOE le ha señalado como “responsable político” -decía en el atril de Ferraz la portavoz Esther Peña- del llamado caso Koldo y un responsable político de una presunta trama de corrupción “sabe lo que tiene que hacer -señalan en Ferraz- aunque no esté inmerso judicialmente en causa alguna”, aunque no fuera consciente de lo que hacían sus colaboradores.

El ultimátum, realmente, es para el propio PSOE.

En todo caso, la realidad política tampoco es tan sencilla. La dirección del PSOE hace esfuerzos por tomar la iniciativa de luchar contra este oscuro asunto y por eso pone un ultimátum de 24 horas a Ábalos, cuando en realidad quien tiene prisa no es el exministro de Transportes y ex secretario de organización sino el propio PSOE. Ábalos sabe que, a las malas, puede seguir en su escaño -personal e intransferible como el dni- lo que ocasionaría un enorme desgaste al partido y a Moncloa, que el próximo miércoles tienen sesión de control a gobierno. Un escenario que desde Ferraz no van a permitir que disfrute el Partido Popular. Y precisamente por eso, contra el PP y su pasado de casos de corrupción, ha ido la batería de mensajes de hoy.

La mejor defensa: una Comisión de Investigación... también para Díaz Ayuso

Y mientras Ábalos se decide a dejar su escaño, desde el PSOE insisten en defenderse con un ataque en toda regla: habrá comisión de investigación en el Congreso para demostrar que el partido apuesta por la tolerancia cero, en materia de corrupción contra este caso, sí, pero también contra el del hermano de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Tomás Díaz Ayuso, que también medió en la compra-venta de mascarillas.

Pero en los detalles judiciales está la clave para distinguir ambos casos que sí tienen similitudes políticas: ni la Fiscalía Anticorrupción, ni la Fiscalía Europea apreciaron entonces indicios delictivos en aquella compra de mascarillas para el gobierno madrileño. La Fiscalía sostuvo que la presidenta no utilizó su posición para que se aceptara la oferta de Priviet Sportive, la empresa con la que colaboraba su hermano, ni existía incompatibilidad alguna para contratar con esta sociedad. De hecho, un fiscal conocedor de la investigación abierta sobre ese caso llegó a recordar: “la avaricia no es un delito” y en el caso de Koldo García, a juicio del juez Ismael Moreno, sí hay indicios graves.

De cualquier modo, el PSOE sabe que solo le queda la estrategia de apuntar al PP por haber tenido un caso parecido al suyo, porque llega una primavera electoral crucial para Pedro Sánchez con elecciones Europeas y vascas y este no parece el mejor escenario.