A menos de cuatro meses para las elecciones municipales y autonómicas, y con la vista puesta en las generales que previsiblemente se celebrarán en diciembre de este año, el PSOE vuelve a agitar el miedo a una coalición entre PP y Vox aprovechando la polémica en Castilla y León por el protocolo "provida".
El gobierno de Castilla y León empieza a aplicar desde hoy el nuevo protocolo para tratar a las mujeres embarazadas. Este protocolo que pretende mejorar la atención y evitar los abortos, según avanzó la semana pasada el vicepresidente de la Junta, Juan García Gallardo, de Vox, ofreciendo a las mujeres escuchar el latido del corazón del feto o ver una ecografía en 4D antes de abortar.
Como respuesta, el Gobierno ha realizado un requerimiento oficial a la Consejería de Sanidad de Castilla y León avisándole de que se abstenga de aplicar medida alguna que vulnere la actual normativa con respecto a la interrupción voluntaria del embarazo y le ha advertido de su disposición a más acciones legales.
Afirma el Gobierno que utilizará todos los mecanismos que el ordenamiento jurídico pone a su disposición para defender la libertad de las mujeres y su derecho a interrumpir voluntariamente el embarazo en los términos establecidos en la normativa vigente.
La polémica suscitada tras esta medida antiabortista ha sido aprovechada por distintos miembros del Gobierno para persuadir a los votantes de que apoyar en las elecciones al PP de Alberto Núñez Feijóo es apoyar la regresión.
En un acto del PSOE celebrado en Sevilla este fin de semana, Pedro Sánchez ha avisado de que no permitirá retrocesos en el derecho de las mujeres a abortar y ha censurado que el PP siga el camino "que le marca" Vox.
Asimismo, ha criticado duramente las medidas antiabortistas que ha puesto en marcha el Gobierno conformado por "la coalición del miedo" de ambos partidos en Castilla y León.
Se trata del cuarto intento por parte del equipo electoral de Pedro Sánchez para que éxito el miedo a una coalición entre PP y Vox.
Esta estrategia ya fue utilizada por el PSOE y Unidas Podemos durante las campañas electorales de Madrid, Castilla y León y Andalucía, pero sin ningún tipo de resultado a su favor, pues en las tres comunidades autónomas la izquierda salió gravemente debilitada.