El caso Salazar desgasta incluso a los sanchistas: cargos del PSOE ven un intento de "tapar" la crisis y urgen a Torró resolverlo
Mensajes entre cargos y militantes del partido reflejan la indignación y críticas directas ante un intento, dicen, de "tapar" los presuntos actos de Francisco Salazar.
Feijóo acusa a Sánchez de ocultar las denuncias contra Salazar: "Lo sabía y lo tapó"
Marta Pérez Miguel | Agencias
Madrid |
Continúa el malestar en el PSOE por la gestión de las denuncias que dos militantes del partido registraron contra el exdirigente Francisco Salazar en el canal interno. Este malestar se estaría incrementando, incluso entre aquellos más fieles al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, según apuntan varios cargos del partido.
Cuenta Europa Press que la indignación entre estos sanchistas va en aumento y urgen a la Secretaría de Organización comandada por Rebeca Torró a resolver esta crisis. Cargos y militantes expresan su malestar en varios chats en los que lanzan críticas directas ante lo que consideran ha sido un intento de "tapar" los actos presuntamente cometidos por Salazar.
"Los grupos están ardiendo"
Un parlamentario socialista señala que "los grupos están ardiendo", advierte de que las críticas llegan incluso de los más "pedristas" y que son más intensas incluso que cuando estalló el caso de Ábalos, Koldo y Santos Cerdán. La agencia de noticias ha tenido acceso a alguno de estos mensajes publicados por militantes que han apoyado abiertamente al presidente, pero que ahora han decidido hacer públicas sus críticas ante un caso que consideran "sonrojante".
"Vergüenza", es lo que dice una militante, que añade que "el caso Salazar demuestra que los partidos siguen defendiendo o tapando actitudes o hechos intolerables a los que creen son 'uno de los nuestros'". Además, la misma persona da por hecho que se ha intentado enterrar el caso para proteger al afectado.
Sin embargo, este sábado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tuvo una conversación informal con los periodistas al término de los actos por la Constitución. En ella asumió "en primera persona" el "error" en la velocidad de la gestión de las denuncias y lo achacó a la falta de personal en la Oficina contra el Acoso del PSOE que lleva el caso. Además, negó que siga teniendo trato con Salazar y que se haya tapado el caso.
Solo un día después de estas declaraciones, se hizo público que el líder del Ejecutivo ha cesado a Antonio Hernández, mano derecha de Salazar en Moncloa, tras la polémica por las denuncias de acoso sexual. Una medida que se hará efectiva en el Consejo de Ministros del próximo martes.
La foto de Pilar Alegría ha hecho un "daño profundo"
Ante este escenario, muchas de las críticas las está recibiendo la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, que fue fotografiada el mes de noviembre comiendo en un restaurante de Madrid junto a Salazar. El malestar viene porque esta reunión se produjo cuando ya se sabía que había denuncias de presunto acoso sexual contra él y ya había sido apartado por ello.
Las fuentes consultadas por Europa Press aseguran que esta imagen ha hecho un "daño profundo" a la credibilidad del PSOE porque da la sensación de que las acciones que se toman al respecto son simplemente de cara a la galería, un "escaparate" y "mero postureo", mientras que dentro de la cúpula del partido y del Gobierno este vínculo se mantiene.
No puede dejarse a medias
Por otro lado, un miembro de la Ejecutiva Federal admite que no han actuado con la diligencia debida y no han mostrado la cercanía que cabría esperar con las víctimas y urge al área de Organización de Rebeca Torró a resolver el caso.
A su juicio, faltan explicaciones convincentes de lo que ha pasado y de qué ha hecho el partido durante este tiempo, aunque este mismo viernes Ferraz trató de calmar los ánimos con una nota interna en la que admiten no haber estado a la altura y detallan punto por punto los hechos de los últimos meses.
Aunque Salazar ya se dio de baja del PSOE y por tanto no se le pueden aplicar sanciones internas, este dirigente insta a culminar el proceso y tomar una decisión final con el que zanjar una crisis interna "seria" y "desagradable".
El proceso, apunta, no puede quedar a medias y debe finalizar con una decisión clara de la organización ante estos hechos y si estos finalmente se han podido probar tras los testimonios recabados.