Inma Rubiales: "Si me muriera en tres minutos ¿habría tenido la vida que me gustaría tener?"
Es una de las autoras más seguidas por jóvenes en España y en numerosos países. Y lo ha conseguido gracias a su capacidad de elegir temas que les afectan de lleno, el modo en que los cuenta y la cercanía que siempre ha mostrado con sus lectores.
Madrid |
P.- ¿Hasta dónde podemos contar de su nueva novela?
Inma Rubiales.- En este caso, nos cuenta la historia de Maeve, una chica de 21 que años que por diversos motivos no está contenta en el lugar en el que vive. Ella es finlandesa, pero reside en EEUU y por un impulso decide volver al pueblo natal de su madre -que murió cuando ella era muy pequeñita- y que se llama Sarkola. Y allí se reencuentra con la que era la mejor amiga de su madre y con toda su familia. Y en esta familia tenemos a Connor, el hijo mayor, que enseguida conecta con Maeve y que es el protagonista de nuestra historia de amor.
Connor, cuando ve a Maeve volver tan perdida, le plantea hacer una lista de todo lo que quieren hacer antes de morir y cumplirla juntos. Y es lo que puedo contar de la novela. Es una novela que, aunque pueda parecer que habla sobre la muerte, realmente habla mucho sobre la vida y de aprovechar hasta el último minuto porque hoy pensamos que estamos aquí y mañana alomejor no lo estamos.
Ella es de Finlandia pero vive en Estados Unidos con su padre, que nunca le ha hablado mucho de su madre. Él tiene ahora una mujer con la que Maeve no termina de llevarse bien. La propia Maeve tiene un novio con el que no ve futuro y todo esto le hace que ella se vaya, por impulso, a la otra parte del mundo.
P.- ¿Por qué eligió Finlandia?
I.R..- Pues mira, soy muy instintiva a la hora de escribir. Me dejo guiar mucho por los "chispazos", por esa "magia" ¿no?, como yo la llamo. Yo tenía muy claro que quería situar la novela en un sitio en el que no se hubieran escrito muchos libros de romance. Estaba buscando un sitio con casitas de madera, con nieve, un pueblo pequeño que fuera acogedor.
Estuve buscando muchos países y hacía mis listas de pros y contras de cada país y de pronto una amiga me dijo así de la nada, pues sabes que yo he ido a Finlandia hace poco y me ha gustado!. Y yo decía ¿Finlandia? Si yo nunca he estado en Finlandia , no hay nada que me llame la atención en Finlandia. Y esa noche, por pura curiosidad, entré en Google Maps y cogí el muñequito y lo solté en un punto aleatorio de Finlandia...y cayó en Sarkola!. Es un pueblo muy pequeño, con nieve, con casitas y dije este va a ser el sitio. Y así fue.
P.- Y la sensación de llegar a Finlandia y verla con sus propios ojos. ¿Cómo fue? ¿Sin duda que la enriqueció para completar la novela?
I.R..- Pues diré que ido recientemente pero después. Yo escribí el libro antes de visitar el país. Y me enfrenté a lo que yo había escrito y la sensación ha sido total!.
P.- ¿Sintió en algún momento esa melancolía especial que define la vida nórdica?
I.R.- Es un sitio distinto. Muy mágico. Como con una realidad paralela. Me impactó mucho que es uno de los países más boscosos de Europa, yo estaba allí y me sentía dentro de la novela absolutamente. Era como muy mágico.
En la novela también se plasma mucho lo que le cuesta a Maeve aclimatarse. Aunque haya nacido en Finlandia siempre ha vivido en Estados Unidos y además en Miami con un clima muy caluroso. Y de pronto está de nuevo en Finlandia en abril y tiene que quedarse cinco días encerrada por la nieve. Los días son muy cortos y ni siquiera sabe que hora es. Y todo este proceso que ella vive lo van sintiendo también los lectores, la falta de luz, el frio intenso... Yo quería plasmar, no solamente esta imagen que todos tenemos de Finlandia de frio y lagos congelados, sino también la otra parte qué ocurre cuando llega el verano, cuando llega el buen tiempo todo el hielo se derrite y todo es verde.
En esta novela -que habla por supuesto del amor, de esta lista de cosas por hacer, de la muerte, de la vida- Finlandia es un personaje muy especial.
P.- La novela refleja un tema muy interesante, que es el del amor de infancia que perdura en el tiempo y se hace cada día más fuerte. ¿Es así?
I.R.- Sí. Connor, cuando era pequeño vive este amor infantil, platónico, que tenemos desde niños. Él lo siente hacia Maeve, que entonces era su mejor amiga. Y por eso cuando vuelve, él es el primero que irá a buscarla y que se sorprenda al verla tan cambiada. Y sobre todo al verla tan perdida, que no sabe realmente qué quiere hacer con su vida. La pérdida de su madre de un dia para otro le hizo plantearse muchas cosas y pensar ¿si yo me muriera dentro de tres minutos habría tenido la vida que me gustaría tener?
Por eso, al final la novela invita a disfrutar hasta el ultimo momento, a disfrutar de las cosas pequeñas de la vida que es donde está realmente la felicidad. En ver las hojas de los árboles moverse por la brisa, mientras vas escuchando tu música paseando. En la risa de tu madre o de tu hermano. En todas esas cosas. No necesariamente tienes que hacer una lista de las cosas que hacer antes de morir, sino que es todo más sencillo.
P.- ¿Por qué cree que los jóvenes conectan tan maravillosamente con usted?
I.R.- Yo creo que la razón por la que los lectores conectan con mis personajes es que están escritos desde la sinceridad. Cuando yo escribo, trato de que el lector se vea a sí mismo. Y lo hago contando cosas muy sinceras que me ha ocurrido a mi, o no, o que te han ocurrido a ti. Son cosas muy de a pie. También creo que al dirigirme especialmente al público joven y ser yo una persona joven ayuda porque sé bien cuáles son las cosas que nos preocupan. Cuáles son las inseguridades que nos surgen, el miedo a qué voy a hacer con mi vida dentro de veinte años. Todo eso está plasmado en la novela.
P.- ¿Cómo lleva el ser una de las escritoras más seguidas en las redes sociales?
I-R.- Es cierto que las redes sociales, como todo en la vida, tienen su parte buena y su parte mala. En mi caso siempre me han aportado cosas buenas. Son la herramienta con la que me di a conocer y permiten que el escritor actual esté en contacto con los lectores. Antes el escritor solamente podía contactar con los lectores en las firmas o por cartas -yo no viví esa época pero imagino que sería así- y ahora, sin embargo, una de mis lectoras se puede terminar un libro me escribe y yo la contesto. Ahí hay una relación como mucho más fraternal, más de amistad que se forma.
También he notado, en el otro sentido, que al final las redes sociales también te consumen mucho tiempo. Sí que intento, que en los momentos en que no tengo que trabajar encontrar "mi uso". Que no quiere decir no utilizarlo pero sí un poco menos, para estar más presente en lo que estas viviendo.
P.- He de decirle que se nota una enorme evolución en su manera de escribir y de hablar desde su primera novela.
IR.- (Risas) Claro! Es que me entrevistaste por primera vez cuando tenía dieciocho años solamente y cuando publiqué mi primer libro con Planeta. Yo iba asustadísima por la entrevista.