Usain Bolt, el nuevo 'hijo del viento'
El jamaicano ha conquistado la medalla de oro en la prueba de los 200 metros de los Juegos Olímpicos de Londres, lo que le convierte en el primer atleta que sube a lo más alto del podio en las distancias de 100 y 200 en dos Juegos consecutivos. En este hito, supera al mítico Carl Lewis.
El jamaicano Usain Bolt ha conquistado su segunda medalla de oro en los Juegos de Londres al ganar los 200 metros con un tiempo de 19.32 y revalida el doblete olímpico de la velocidad que obtuvo hace cuatro años en Pekín. Cuatro días después de ganar los 100 metros con la segunda mejor marca de la historia y nuevo récord olímpico (9.63), Bolt ha completado su objetivo de repetir en Londres.
La medalla de plata, con un registro de 19.44, ha sido para su compatriota Yohan Blake, actual campeón del mundo de 100 metros. La de bronce la ha conquistado Warren Weir, completando un triple jamaicano, cuyo precedente data de los Juegos de Atenas 2004, cuando los estadounidenses Shawn Crawford, Bernard Williams y Justin Gatlin coparon el podio.
Bolt volvió a volar sobre la pista londinense y finalizó la carrera a tan sólo dos centésimas de batir el récord olímpico. Con este nuevo oro, el velocista jamaicano ha superado al mítico Carl Lewis que, en 100 y 200 metros, se colgó dos oros en Los Angeles '84 y el oro y la plata en Seúl '88.
La leyenda jamaicana partió en 180 milésimas y se benefició de una curva más abierta en la calle siete. Blake, en la cuatro, salió en 172 milésimas pero, obligado a contenerse para no pisar fuera de su carril en la curva, desembocó en la recta un paso por detrás del plusmarquista mundial. La aceleración postrera de Blake impidió a Bolt relajarse. Hasta los diez últimos metros tuvo que apretar los dientes para no verse atrapado por Blake. Weir completó el éxito jamaicano y el ecuatoriano Alex Quiñónez, que hace sólo año y medio trabajaba de albañil, logró evitar el último lugar en su primera final olímpica, con una marca de 20.57.
Bolt no descartaba un nuevo récord mundial porque la pista del estadio de Stratford es rápida, a su juicio. La temperatura quiso sumarse a la fiesta trepando hasta los 25 grados, la más alta desde que empezaron los Juegos. Blake, el más rápido del año (19.80) y autor del segundo mejor registro de la historia (19.26), constituía el único obstáculo de consideración en el camino de Bolt hacia la gloria.
Por la cabeza de Yohan Blake, compañero de Bolt en el grupo de entrenamiento dirigido por Glen Mills, debió pasar, como un fogonazo, la posibilidad de volver a derrotar al más grande de todos los tiempos, como ocurrió el 29 de junio pasado en 100 metros y dos días después en 200. Eran sólo las pruebas de selección olímpica jamaicanas y corrían en casa, en Kingston, lejos de la presión de unos Juegos Olímpicos. A la hora de la verdad, Bolt no ha fallado.
En Pekín 2008 rompió todos los esquemas del esprint al colgarse tres medallas de oro olímpicas (100, 200 y 4x100) aderezadas con otros tantos récords mundiales (9.69, 19.30 y 37.10). Y cuando parecía imposible superar aquél resultado, Bolt volvió a hacerlo en los Mundiales de Berlín 2009: 9.50 en 100, 19.19 en 200, récords que permanecen en vigor.
A partir de ahí la carrera de Bolt experimentó una suerte de estancamiento. En 2010 perdió frente al estadounidense Tyson Gay su primera carrera en dos años; en 2011 fue descalificado por salida falsa en la final de los Mundiales de Daegu, y esta temporada mordió el polvo dos veces frente a Blake. Pero Bolt no ha faltado a la gran cita con la leyenda, su gran obsesión desde que se inició en el atletismo. ¿Empezará ahora a considerar seriamente la posibilidad de extender sus dominios a los 400 metros?