A pesar de atravesar escenarios difíciles por la covid, la guerra en Ucrania o la crisis económica, la tendencia de los últimos años demuestra que los vascos ven la diversidad con gran normalidad. Una actitud tolerante que, según el Gobierno vasco, ayudará a dar respuesta al reto demográfico al que se enfrenta la Comunidad Autónoma Vasca. En cuanto a la participación de los extranjeros en el mercado laboral, se percibe un aumento de los efectos positivos que genera la inmigración en el empleo y la economía con respecto a ediciones anteriores de este barómetro. De hecho, el estudio concluye que crece el porcentaje de ciudadanos vascos que no percibe que los sueldos bajen como consecuencia de la inmigración; La población vasca no responsabiliza a los inmigrantes de problemas económicos como el paro, sino todo lo contrario, apreciando su aportación positiva a la economía.
Ha quedado claramente reflejada la empatía de la ciudadanía hacia las peticiones de asilo y refugio de las personas de origen ucraniano y en ese sentido, en clave de integración, el estudio recoge un claro rechazo a un sistema de protección social únicamente para personas autóctonas. De hecho, tras analizar las 600 encuestas realizadas, los responsables de Ikuspegui aseguran que ha mejorado el grado de simpatía que muestra la sociedad vasca hacia las personas extranjeras. El 84% no cree que la llegada de población de origen extranjero contribuya a la pérdida de la identidad vasca y 8 de cada 10 entrevistados consideran que todas las personas, independientemente de su origen, tienen que tener las mismas obligaciones y derechos. Entre 2021 y 2022, la población de origen extranjero empadronada en Euskadi ha crecido hasta el 11%, mientras que la percepción de la población vasca en torno a este colectivo supera el 19%.