La cuestión no es menor. Todo lo contrario. Un partido cuesta abajo y sin frenos desde la celebración de las elecciones locales y autonómicas. Desde entonces, el descenso ha sido más pronunciado de lo deseado para los dirigentes, militantes, simpatizantes del socialismo pontevedrés y gallego.
La provincia es casi monocolor. El Partido Popular ha pasado como uno de esos ciclones excesivamente anunciado. Aunque un pasivo comportamiento ha producido el mismo balance de daños de quién no toma las medidas recomendadas u oportunas para minimizar las consecuencias de la inclemencia.
El resultado electoral debería haber enviado al país de la reflexión a los responsables de un partido menguado, mermado y muy anticuado en las formas. Las vacaciones obligadas fueron detestadas por la dirección socialista al considerarse innecesarias.
El presente año 2012 promete en la diversidad de pugnas intestinas que vivirá el socialismo en Galicia. ¿Es un buen mecanismo de recomposición?, ¿A qué ritmo se desgasta la imagen exterior de un partido con estas cosas?
Era el momento en el que el secretario xeral, Pachi Vázquez, tenía que demostrar su capacidad política como líder. Pero no ha sido así. Ha tirado de libreta negra buscando los nombres pendientes por liquidar. Una de esos cuadernos de anillas con trozos de papel amarillo arrugado a modo de marca páginas como señal de temas ‘sensibles a resolver’.
Por la puerta del socialismo gallego ya desfilaron valores de renovación como Mar Barcón (dedicada a la política municipal coruñesa), Beatríz Sestayo (en la misma situación que su compañera herculina en la ciudad de Ferrol) o Xoaquín Fernández Leiceaga, ex portavoz parlamentario en la cámara gallega.
Queda pendiente de forzar la caída de Modesto Pose, uno de los responsables provinciales más críticos con la gestión interna de Vázquez. Aquello de “una persona, un cargo” se convirtió en el punto de mayor fricción entre Pontevedra y Santiago; Una norma que no siempre se ha cumplido en el seno gallego del partido.
El socialista Pablo García fue el elegido para dirigir la 'operación cerco' y asfixiar así las debilitadas opciones políticas del, hasta ahora, secretario provincial. Una vendetta realizada por encargo propia de un cuatrero de la política con intereses en manejar, de forma remota, las opiniones más críticas.
Energías invertidas con resultados estériles: La alianza Caballero/Pose logro frenar con pocos apuros una corriente de aguas turbulentas procedentes de Santiago.
Lo curioso es que para unos esta serie de decisiones son solo cosas de Pachi Vázquez. Para otros una división interna insalvable en un partido en la UCI desde las autonómicas…