Hoy venía pensando en... el próximo rival, Osasuna

Hoy venía pensando en… el próximo rival… Osasuna.

Me mola el modelo y la filosofía del equipo pamplonica. Cierto es que no juegan con las mismas reglas que la gran mayoría de clubes al no tratarse de una sociedad anónima deportiva pero… me mola. Me mola que esté dirigido por gente de fútbol, apasionada, que siente sus colores, de la tierra y que entienden perfectamente los valores que representa su club.

Me mola también que hayan sabido darle estabilidad a un proyecto. Aún recuerdo las palabras de Braulio, su director deportivo y ex del Valencia, en las que en un mal momento supo aguantar a Jagoba Arraste: “este es nuestro capitán del barco e iremos con él hasta el final”. Hoy, a un paso de la final de Copa y cerca de Europa, empieza a recoger los frutos de esa confianza.

Todo lo contrario de lo que sucede en el Valencia. El club está en manos de un señor de Singapur que ni siente ni padece. No es que no sea de la tierra es que ni siquiera le importa un pimiento nuestra tierra y por ende nuestro club. No es que no sea un hombre de fútbol es que encima tampoco ha sabido rodearse de los que sí lo son. No es que no haya estabilidad en el proyecto, es que en 8 años que lleva como dueño ha tenido más de diez entrenadores. Y así… es imposible.

Es imposible porque también ha pasado a cuchillo a todos los que de esto saben algo: desde Mateu, su mejor director general, hasta los Damia Vidagany (hoy en el Aston Vila) los Paniagua, Navarros y compañía pasando por la cantidad de directores deportivos que se han quedado en el camino.

Lim solo quiere a su alrededor a aquellos que le dicen sí a todo, esos que le rinden pleitesía ante el temor de ser el siguiente despido, esos que salen corriendo a coger el avión a Singapur cada vez que el jefe supremo les llama. Y esos… no son gente de fútbol… son otra cosa.