DESALADORAS

Un estudio de la UPV destaca el uso de energías renovables para reducir el coste de las desaladoras

El estudio destaca la instalación de energía fotovoltaica para reducir considerablemente el coste de energía de las desaladoras

Rubén Domenech

València |

Estudio IIAMA | UPV

Investigadores del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente (IIAMA) de la Universidad Politècnica de València (UPV) lideran un estudio donde destacan el potencial de las energías renovables para la optimización, eficiencia energética y reducción de costes de las desalinizadoras.

El estudio, realizado por Miquel Àngel Martínez Medina, Miguel Ángel Pérez Martín y Teodoro Estrela Monreal, ha sido publicado en la revista ‘Marine Science and Engineering’.

El hilo de la investigación parte del papel crucial que desempeña la desalación en el Mediterráneo, ya que “el frágil equilibrio entre los recursos hídricos, la demanda de agua y las exigencias medioambientales, agravado por el cambio climático, puede restringir las actividades de desarrollo económico e intensificar los conflictos hídricos existentes” aseguran los autores del estudio.

La instalación de desaladoras en España se inició en las Islas Canarias en 1964, extendiéndose en los siguientes años a la costa mediterránea y las Islas Baleares. Inicialmente el uso principal del agua desalada era para abastecer zonas urbanas, aunque en los últimos años se ha abierto la posibilidad de ampliar este uso al campo, especialmente en zonas más secas, como en las provincias de Almería, Murcia y Alicante.

El gran problema a la hora de instalar estas desaladoras es el elevado coste de energía que supone mantener en marcha estas instalaciones. Por ese motivo, la investigación se centra en la utilización de energías renovables, en concreto instalaciones fotovoltaicas, para alimentar las desaladoras de Torrevieja, Valdelentisco y Águilas.

Los investigadores destacan que “combinar la energía solar fotovoltaica en instalaciones de desalación de agua puede reducir el coste hasta un 24%, lo que hace viable su uso en zonas con agricultura productiva. En cuencas como la del Segura, que sufre una gran escasez de recursos y posee un sector agrícola muy productivo, el coste sería menor a 0.4 EUR/m3”.