Así rediseñará València su monumento a las víctimas de las riadas para incluir a las del 29 de octubre
El Ayuntamiento restaurará el memorial para dedicarlo a los fallecidos en todas las riadas que ha sufrido la ciudad a lo largo de la Historia
València |
El Ayuntamiento de València ha explicado este miércoles que impulsará la rehabilitación integral del monumento a las víctimas de las riadas que existe en la ciudad desde hace más de 40 años para convertirlo en un memorial que incluya también a los fallecidos en las inundaciones causadas por la dana del pasado 29 de octubre. Según ha explicado el concejal de Acción Cultural, José Luis Moreno, esta intervención se suma a la propuesta aprobada esta semana para dedicar a las víctimas de la dana la explanada de la avenida de Aragón, que pasará a denominarse “Plaza de las víctimas de la dana de 29 de octubre de 2024”.
El edil ha señalado que la restauración del monumento será “la primera que se lleve a cabo en sus más de cuatro décadas de existencia” y contempla la recuperación del pebetero que incluía el diseño original, de manera que contará con una llama votiva permanente. Además, José Luis Moreno ha señalado que se inscribirá, sobre piedra natural labrada, “el nombre de todos y cada uno de los fallecidos de cuya identidad se tiene registro”:
El concejal de Acción Cultural ha recordado que el Consejo de Distrito de Exposición aprobó en julio de 2020 una moción en la que se instaba a la restauración integral de este monumento a fin de revertir su deterioro, “un compromiso que, por desgracia, hasta la fecha no se había atendido”, ha subrayado Moreno. Realizado por el prestigioso escultor Ramón de Soto por encargo del Ayuntamiento, el memorial fue inaugurado en octubre de 1982, coincidiendo con la ‘Pantanada’ de Tous y con el 25 aniversario de la fatídica riada que asoló la ciudad de València en 1957.
El conjunto escultórico se extiende sobre una explanada de grandes losas de piedra y está rodeado por un pequeño graderío perimetral. Consta de dos elementos principales a modo de alas de 16 metros de altura que se elevan sobre una alberca flanqueada por una hilera de cipreses que, según la memoria del proyecto, simboliza “la esperanza nacida de la tenacidad emergiendo del desastre de las aguas”.
Según el Servicio de Patrimonio Histórico y Artístico del Ayuntamiento, el monumento presenta en la actualidad una serie de patologías, habituales por el paso de los años en construcciones de hormigón armado expuestas a las inclemencias del tiempo y sometidas a importantes humedades, por estar parcialmente sumergido en el agua. Estos daños producen un deterioro, agravado por la altura e inclinación del monumento, como es la oxidación de las armaduras y de los refuerzos interiores de acero, así como el desprendimiento del recubrimiento del hormigón, dejando las mismas a la intemperie y acelerando su corrosión.