"Ni en el ámbito político ni en el mediático debemos seguir blanqueando el crecimiento del monstruo", ha defendido tras el pleno de gobierno, preguntada por el embrutecimiento de la política y por las cartas con balas que han recibido Pablo Iglesias, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y la directora de la Guardia Civil, María Gómez.
Oltra, también líder de Compromís, ha remarcado en su rueda de prensa semanal que son dos cuestiones diferentes "aunque tienen relación", por lo que ve necesario separarlas.
Las misivas amenazantes son, a su juicio, de extrema gravedad y un delito de amenaza de muerte, recalcando que no entran en el ámbito político. "Los mismos que lo cuestionan seguramente lo habrían calificado de amenaza terrorista", ha aseverado sobre Vox, que duda de su veracidad y esto ha llevado a Iglesias a abandonar un debate electoral del 4M ante las críticas de la candidata Rocío Monasterio.
Sobre el embrutecimiento de la política, la también consellera de Igualdad ha lamentado que es debido a "cómo la derecha y la extrema derecha entiende la dialéctica política como un ataque constante y violento, no como un proceso en el que se confrontan diferentes miradas ideológicas".
"Al final, esto provoca que haya gente que apunta con la palabra y gente que apunta con las balas", ha ilustrado, defendiendo que las palabras no deberían utilizarse como disparos.
Para Oltra, estamos en un momento histórico de extrema gravedad ante "la anomalía que supone un partido como Vox para cualquier democracia, como cualquier partido de ultraderecha". Ha llamado a todos los partidos democráticos a combatirlo "como en el resto de Europa" sin constituir pactos de gobierno con ellos.
Y ha incidido en que el embrutecimiento de la política es algo generalizado en España, "con intensidades diferentes, sobre todo intensidades mediáticas diferentes" porque el epicentro ahora está en Madrid por los comicios del 4 de mayo, "más que en otros momentos".
En clave valenciana, la vicepresidenta ha lamentado que basta con escuchar "algunas intervenciones de la ultraderecha en Les Corts y barbaridades desde el punto de vista democrático y de los derechos humanos" para darse cuenta de que es algo que "está impregnando todas las instituciones".