Un estudio elaborado por la Agencia de Salud Pública de Barcelona confirma lo que ya se podía sospechar: Los barrios con una renta más baja duplican la tasa media de problemas de salud mental en toda la ciudad. El ejemplo más claro lo encontramos en los barrios de Ciutat Meridiana, Torre Baró y Vallbona, donde el 55.9% de las mujeres y el 43.5% de los hombres reconocen sufrir problemas relacionados con la salud mental. En el caso de las mujeres no se llega a doblar la tasa (55.9% contra 31.3%) pero sí pasa en el caso de los hombres (43,5% contra 21,6%). Además, en los barrios más pobres de la ciudad se triplica la tasa de intento de suicidio.
En 'La Ciutat' hemos hablado con Josep Maria Jansà, director del área de Vigilancia y Promoción de la Salud de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, que ha confirmado que “lo que busca este re-diagnóstico es poner nombre y datos a retos en salud mental que ya se conocían, y este estudio confirma esta realidad y pone cifras, unos datos para poder dimensionar la magnitud de estos retos y los problemas que tenemos que afrontar”.
Y cómo se ha hecho el estudio? Jansà explica que “es particular, no se ha hecho en otros barrios de la ciudad, y se ha basado en dos componentes. Uno es el cualitativo, preguntando a personas, con entrevistas a pie de calle o entornos donde la población se mueve. Otra es una encuesta usando la misma metodología que con las encuestas de salud pero aplicando un filtro para ser más preciso con la especificidad de estos barrios y su entorno”.
A la hora de apuntar a los factores que hacen que los barrios más pobres tengan más problemas de salud mental, Jansà reconoce que “el factor económico es importante, pero hay otros como las redes de soporte social, la educación, la cultura en el sentido de formación, luego el mismo territorio, los servicios que hay disponibles, la accesibilidad... hay varios factores socioeconómicos que determinan que el riesgo de una mala salud es más elevado en estas zonas, no es únicamente el económico”.
Últimamente se está hablando de los asalariados precarios, que no llegan a final de mes a pesar de tener un trabajo y salario: “Está claro que la afectación psicológica es mayor en los casos de personas asalariadas a las que no les llega el sueldo. A eso le tenemos que añadir la pobreza energética, no poder pagarse equipamientos que ayuden a tener una vida más confortable. Todos estos factores agravan los problemas de salud mental”, analiza Jansà.
Preguntado por si la lejanía de estos barrios respecto al núcleo más activo de la ciudad afecta en estos problemas de salud mental, Jansà agradece que “se ha hecho un esfuerzo con el plan de barrios, por ejemplo la biblioteca que hay en la zona norte, muy potente, muy bonita y que es un gran activo... Hay esfuerzos pero siempre hay dificultades. Lo que hacemos desde Salud Publica es una pequeña parte, porque gran parte de estos problemas vienen de factores económicos o sociales”.
Como decíamos anteriormente, estos problemas de salud mental se traducen, en ocasiones, en intenciones de suicidio. Aquí, los barrios más pobres de la ciudad llegan a triplicar la tasa del resto de barrios: “Hay que tener en cuenta que cuando hablamos del riesgo de suicidio estamos hablando de que a estas personas se les ha pasado por la cabeza alguna vez en la vida. Parte de esta población, cerca de un 40%, viene de fuera, asi que es complicado saber si su pensamiento de suicidio viene por una u otra razón. Para descubrir esto hay que aplicar una cadena más larga”, dice Jansà.