En busca de la Ibiza más auténtica: ensalada de ‘crostes’, helado de ‘flaò’ y calas secretas
Los tres pilares de los Soletes de Verano en Ibiza: rincones paradisíacos, cocina tradicional y trato.
Año tras año, millones de visitantes recalan en Las Pitiusas -este año ya están llegando más turistas que en prepandemia- y al cliente local le cuesta confesar esos rincones en los que se siente como en casa. El equipo de Soletes Guía Repsol ha conseguido dar con lugares de los que salir feliz y con ganas de volver sin arruinarse, espacios para recomendar a un amigo y que de verdad reflejan todas las caras que tiene el verano en Ibiza.
Siguiendo la filosofía de los Soletes —distinción de Guía Repsol presentada hace justo un año—, se ha puesto el foco en establecimientos con larga historia y escondida ubicación. Uno de ellos es ‘Sa Caleta’, en la playa de Es Bol Nou, que aguanta inviernos y veranos desde 1988 con la familia Pujolet al frente y las mismas apuestas gastronómicas de entonces: bullit de peix, caldereta de langosta y café Caleta —una invención del abuelo Pep, con flambeado de brandy, azúcar, canela y piel de naranja y limón—. Estas recetas nos hablan de una Ibiza empeñada en defender su historia y que se resiste a dejarse arrastrar por las modas.
Míriam Juan aprendió a nadar en el acceso al mar que tiene el chiringuito de sus tío, ‘El Chiringuito de María’, y celebra la distinción dedicada a esos sitios “donde puedes tomarte un vino bueno con unas gambas, pero también unas sardinas con una cerveza”. La playa tranquila y los precios razonables de ‘Pou des Lleó’ y el balcón al mar regentado por Antonia Torres y Rafael Tur que es ‘Es Boldado’ también representan bien ese oasis que buscan muchos cuando viajan a Baleares.
Pero los Soletes no se centran solo en la tradición, sino que también dejan espacio para esos negocios que innovan con conciencia. Es el caso de ‘Alma Eat is life’, chiringuito de cocina ecológica en la playa de Port des Torrent regentado por Yago y Paulina. “Paulina era cocinera particular y se ha formado en cocina saludable”, cuenta Yago con orgullo para explicar sus inicios como un lugar de fast good buena comida rápida— en Dalt Vilà. Después llegó el ‘Eat Is Life’ del coworking TheHub, más enfocado a los platos diarios de los trabajadores, y por último, ‘Alma Eat Is Life’, con una vocación más vacacional, pero sin perder su esencia, que sabe a “berenjena japonesa con alioli de avellanas, a calamar con harina de garbanzo o a fruta osmotizada con almíbar de especias”.
No lo vamos a negar: para la mayoría, Ibiza es sinónimo de playa. Los Soletes, sin embargo, han querido alumbrar también el interior de la isla. ‘Petit Vermut’, —con Diana Albaladejo -principal precursora— y Salvador Carmona al frente, solo tiene seis vermuts cada año y elabora cada día platos sin fogones. Ellos quieren dar un producto de calidad y que la gente se pueda permitir, y lo llevan consiguiendo desde 2013. Carmona cuenta que en la vermutería ofrecen frankfurts —salchichas— porque era lo que comían cuando sus padres salían de vermut, y explica que los tomates que usan para la típica ensalada de crostes se los compran a Pepa, recolectora y vendedora en el mercado de al lado desde hace más de 30 años. Es muy fácil entender qué es un Solete cuando cruzas el dintel de ‘Petit Vermut’ y sus dueños sienten orgullo, como demuestra el grafiti en su fachada con el logo de Guía Repsol.
Marlon y Álex Sánchez Rivas, los hermanos detrás de ‘Gelato Ibiza’, también celebran esta distinción dedicada a las ideas sencillas bien hechas: “Solo ver la cara de la gente cuando prueba uno de nuestros helados compensa el trabajo”, asegura Marlon. Cuenta que estudiaron en Carpiani con algunos de los mejores maestros heladeros del mundo; que en ‘Gelato’ la leche siempre es fresca y que la fruta llega entera al obrador y que la estrella es el de pistacho de Sicilia, pero que no hay que irse sin probar el de avellana. Como curiosidad: cuentan con helado de flaò, pastel de queso típico de Ibiza.
Este cariño al producto y cuidado en el trato es recompensado año a año por los vecinos de Ibiza también con comidas en ‘San Juan’, cenas en ‘La Oliva’ y un tapeo informal en ‘Mar a Vila’. La isla que nunca duerme también se vive de día y los Soletes lo demuestran.
Precisamente para exprimir la isla desde primera hora de la mañana aparece ‘Capuccino Marina’, con sus espectaculares vistas al puerto y la ciudad, sus creps con frutas, sus huevos ecológicos preparados de diez formas distintas y su brunch para recuperar fuerzas tras una noche movida. ‘Croissant Show’, con su bollería casera y sus variadas infusiones, y la tranquila terraza de ‘Musset Café’ también merecen uno de esos Soletes mañaneros.
De Solete en Solete se puede llegar a conocer un sitio de verdad, y con Ibiza, la ruta se convierte en una vivencia paradisíaca. Para hacer altos en el camino a la altura de la experiencia, allá van dos pistas donde descansar en la carretera: ‘Cas Pagés’, centrada en carnes tradicionales y regentada por dos hermanas, y ‘San Francisco’, antigua cantina de las salinas muy cerca del aeropuerto, donde tomar café y tartas caseras.