Satisfacción de administración y sector por la candidatura sidrera a la UNESCO
La organización cultural podría decidir dentro de un año si incluye la "cultura sidrera asturiana" en su listado de protección como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad
Tras la decisión del Gobierno de España de elegir la "cultura sidrera de Asturias" como candidata de nuestro país para ser reconocida como Patrimonio Inmaterial de la UNESCO, los comentarios se suceden. El Gobierno del Principado considera que será un impulso gigante para la economía regional tanto para el sector primario pensando en productores y llagares como en el turístico. El consejero de Desarrollo Rural Alejandro Calvo resalta el esfuerzo colectivo de cooperación público-privada para conseguir esta candidatura y enfatizó el papel de su antecesora María Jesús Álvarez, bajo cuya responsabilidad se apuntaló la candidatura.
En nombre del Consejo Regulador de la DOP Sidra de Asturias, el presidente Guillermo Guisasola entiende que esta candidatura señala a Asturias como "capital mundial de la sidra". Sería un reconocimiento para el sector, especialmente el basado en manzana autóctona, pero en realidad es para toda Asturias, indica. Cree que el reconocimiento tendría repercusión turística. Como reto de futuro, Guisasola apunta a que los jóvenes también consuman sidra natural.
España presentará oficialmente la candidatura a la UNESCO en marzo de 2022 y en un año podría haber decisión.
El Consejo español de Patrimonio Histórico seleccionó la candidatura asturiana en la que medida en que recoge un "conjunto de prácticas vinculadas a procesos de producción, distribución y consumo de sidra natural que los habitantes del territorio asturiano vienen desarrollando, al menos, desde la Alta Edad Media". Además, añade que "el gusto por la sidra constituye en Asturias un particularismo alimentario fruto de las relaciones y vínculos generados en el tiempo entre un producto de la tierra de origen campesino, un territorio y una población". También pone en valor que "generaciones de personas han desarrollado conocimientos locales y desplegado prácticas generadoras de espacios de producción y de consumo idiosincrásicos que persisten en la actualidad. Su riqueza cultural se refleja en un vocabulario específico y original en lengua asturiana. Este conjunto de prácticas constituye un elemento identificador de lo asturiano, mostrándose como uno de sus principales emblemas y estimulando la formación y el refuerzo de vínculos sociales que confieren pertenencia y continuidad a la comunidad asturiana".