Verano

¿Por qué dejan tanta huella los amores de verano?

Los amores de verano dejan una huella imborrable en la memoria de quienes lo han vivido. El corto plazo, la pasión y la intensidad favorecen que surjan relaciones inolvidables que se recuerden durante las estaciones restantes.

Redacción

Zaragoza | 29.08.2024 14:59

Una pareja enamorada / Weerasinghe

Los enamoramientos pueden darse durante todo el año, pero el verano es el momento perfecto para que se produzcan relaciones apasionadas y memorables que perduren en la memoria. Eva Guijarro, psicóloga del Colegio profesional de Psicología de Aragón explica que los cambios en la rutina, el contexto vacacional y la fase de enamoramiento son el combo perfecto para que surja un amor de verano.

La especialista en relaciones de pareja cuenta que el sistema nervioso autónomo se divide en dos ramas: la simpática y la parasimpática. En vacaciones se desconecta el lado simpático del cerebro, que está relacionado con la atención y el estrés. Y conectamos con el lado parasimpático que está vinculado con la desinhibición, la espontaneidad y el deseo sexual. En verano el cerebro está predispuesto a un enamoramiento intenso y memorable.

El corto plazo, la pasión, la idealización definen los amores de verano. Este tipo de relaciones están marcadas por el efecto de lo efímero. “Al durar poco tiempo, únicamente vivimos los mejores momentos de esa relación, conoces a la otra persona en el momento más dulce”, asegura Guijarro. Durante el período estival anulamos los defectos y no evaluamos si la relación es adecuada a largo plazo, por eso los amores de verano tienden a terminarse en otoño.

Cuando se experimenta un amor de verano, la huella que deja es más intensa que otro tipo de relaciones. “Entramos en enamoramiento, tenemos un chute de adrenalina que hacen que estemos más conectados con las sensaciones placenteras”, explica la psicóloga. Pero el verano ya casi se ha terminado, y con él los amores estivales.