El negacionismo del cambio climático se va quedando sin argumentos. La catastrófica DANA que ha azotado a la Comunidad Valenciana es una muestra de lo que quienes llevan años pidiendo medidas urgentes para frenar el calentamiento global del planeta vienen implorando a los gobernantes: planificación, prevención y adaptación son tres de las claves para atenuar los efectos del cambio climático.
Uno de los fenómenos incontestables es el aumento de las temperaturas, con veranos que cada año baten nuevos récords. Así lo ha confirmado el programa Copernicus con respecto al verano de 2024, el más cálido desde que hay registros. El investigador postdoctoral del departamento de Geografía de la Universidad de Zaragoza y experto en clima, olas de calor e isla de calor urbana, Samuel Barrao pide al Ayuntamiento de Zaragoza un mayor esfuerzo por generar nuevas islas de calor y adaptar el urbanismo a estos fenómenos extremos o mejorar la planificación de zonas verdes.
El profesor del departamento de Geografía y experto en hidromorfología y riesgos, Alfredo Ollero, confirma, por su parte, la aparición, cada vez más frecuente, de precipitaciones torrenciales en cualquier punto, como ocurrió en Zaragoza en julio de 2023. A pesar del gran poder de destrucción de estos episodios, ha señalado que el riesgo de inundación está perfectamente señalizado en caso de crecidas fluviales. El problema viene muchas veces por barrancos que quedaron difuminados por los desarrollos urbanísticos, como el Barranco de la Muerte, en cuyo curso, además, se levantó el colegio María Zambrano. Por sentido común, este tipo de equipamientos nunca debería estar en una zona inundable, por lo que sería razonable su traslado, afirma Ollero.