Descubierto un polvorín de la Guerra Civil en La Cartuja de Las Fuentes
Consta de tres zanjas con una profundidad media de 1’5 metros y 80 centímetros de ancho que habrían sido utilizadas por el ejército republicano durante la contienda. El descubrimiento se hizo a finales del año pasado, durante las tareas de desescombro de la bodega del citado edificio.
La Cartuja de Las Fuentes alberga tesoros inimaginables. Conforme se avanza en la restauración del recinto, de casi 60.000 metros cuadrados, aparecen nuevos descubrimientos que ayudan a comprender la historia de este monasterio. El último hallazgo tuvo lugar a finales de 2020 en el edificio de obediencias. En la bodega, en su día destinada al almacenaje de los productos procedentes del campo, y oculto bajo toneladas de escombro, se escondía un polvorín.
Una vez limpia la estancia, de unos 100 metros cuadrados, y tras reconstruir la escalera de acceso, que estaba parcialmente destruida, se pudo acceder a ella para descubrir que el recinto había sido utilizado como polvorín por el ejército republicano durante la Guerra Civil. Pero ante el avance de las tropas franquistas, el ejército popular había inutilizado esta infraestructura colmatando el habitáculo de escombros y destruyendo la entrada a la misma.
Este polvorín consta de una zanja principal que arranca a los pies de la escalera, recorre la nave este de la bodega y finaliza en un primer nicho de munición ubicado bajo el muro norte del edificio. De su parte central arranca otra en dirección oeste de 18 metros de longitud que, atravesando el muro del edificio hacia el exterior del recinto, finalizaría en el depósito principal de municiones que también fue destruido por los republicanos. Una tercera zanja, de traza semicircular, comunicaría el primer depósito de municiones con la zanja que llevaría al depósito principal.
El edificio de obediencias se ubica al noroeste del recinto de La Cartuja de las Fuentes. Con más de 1.000 metros cuadrados de superficie, esta construcción consta de una planta baja, donde se ubicaban las dependencias de los sirvientes y las cuadras; una primera planta destinada a almacenaje de productos agrícolas y de una bodega, de unos 100 metros cuadrados, que se ubica en el ángulo noreste del edificio y que consta de dos naves abovedadas comunicadas entre sí por tres arcos arcos de medio punto.
Situado en pleno corazón de Los Monegros, dentro del término municipal de Sariñena, el Monasterio de Nuestra Señora de las Fuentes fue creado bajo el patrocinio de los Condes de Sastago a principios del siglo XVI, la primera fundación de monjes cartujanos realizada por el 1507. En el siglo XVIII se levantó un nuevo monasterio, que es La Cartuja tal como la conocemos ahora, convirtiéndose es uno de los elementos más importantes de la arquitectura de la Ilustración del siglo XVIII en Aragón. Pero su importancia no sólo radica en su antigüedad sino también en las pinturas murales realizadas por fray Manuel Bayeu, que decoran más de 2.000 metros cuadrados en su interior. El que fuera hermano del pintor de cámara del rey, Francisco Bayeu, y también cuñado de Francisco de Goya, pintó durante casi toda su vida en las paredes, techos, bóvedas y capillas del complejo monacal.
El monasterio, propiedad de la Diputación Provincial de Huesca, institución que lleva a cabo su restauración, es posiblemente el más desconocido de los grandes monumentos altoaragoneses a pesar de su gran valor arquitectónico, pictórico y turístico.