6 de mayo de 2025
Zaragoza |
La curiosidad hizo que Sara García Alonso quisiera poner “un granito de arena en el muro del conocimiento” y que lo que hiciera sirviera para algo, para mejorar la vida de las personas. Eso le llevó a convertirse en biotecnóloga y en especializarse en biomedicina para poder ayudar a las personas con cáncer. Esa curiosidad y motivación le llevó a que, cuando surgió la oportunidad, presentara su candidatura para ser astronauta en el Cuerpo Europeo de Astronautas.
Dentro de las motivaciones que le llevó a dar este paso, como explica la propia Sara García Alonso, fue el poder elevar su trabajo como investigadora y dar un paso más para avanzar en el conocimiento realizando ciencia relacionada con biomedicina y así desarrollar investigaciones que mejoraran la vida a las personas de la Tierra. Y es que en el espacio las condiciones son diferentes, la principal que marca García Alonso es que no hay gravedad por lo que las “propiedades de la materia cambia y los fenómenos que dominan los procesos físicos también cambian”.
Al tener estas condiciones tan específicas se pueden generar condiciones que favorezcan poner de manifiesto nuevas vulnerabilidades, permite generar modelos tridimensionales, nuevas formulaciones de medicamentos y un sinfín de posibilidades, como indica García Alonso. Para poder llevar a cabo una misión científica se requiere de muchos años y profesionales investigadores en varios centros y universidades, además de tecnología e ingenieros que adapten las maquinas, procedimientos y protocolos que se hacen en la Tierra, al espacio.
Pero no sólo eso, la investigadora explica cómo en la Estación Espacial Internacional hay una tripulación de siete personas que han de coordinarse para utilizar los diferentes aparatos y la electricidad, un proceso “muy complejo pero muy interesante”
En estos momentos, Sara García Alonso es investigadora en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y el grupo en el que trabaja están buscando nuevos medicamentos contra una diana terapéutica que identificaron en el CNIO y que puede ayudar en tratamientos en cáncer de pulmón y de páncreas.
La asociación Believe in Art continúa con su trabajo de hacer que los espacios hospitalarios sean más amables gracias al arte, transforman esos lugares para que sean menos inhóspitos. Y todos los años reconocen a personas y proyectos que inspiran, precisamente, a que este mundo sea algo mejor. En la séptima edición han premiado a “Postales desde el Limbo” y a otorgado el Premio Corazón de Oro a Sara García Alonso por ser inspiración para muchas niñas.
Para la investigadora ha sido todo un honor recibir este premio ya que reconoce su labor y la divulgación científica que entrelaza con el arte y la humanidad para conseguir hacer del mundo un lugar mejor.