Aragón da marcha atrás en la desescalada. El Gobierno autonómico ha decidido volver a elevar la Alerta Sanitaria hasta el Nivel 2, con el objetivo de frenar la transmisión del virus, que se ha descontrolado entre la población más joven.
La incidencia acumulada en siete días es de 155 casos por cien mil habitantes en el conjunto de la Comunidad Autónoma, pero se dispara hasta los 1.111 casos en el grupo de edad de 20 a 24 años. En la última jornada, se han notificado 628 positivos, una cifra que no veíamos desde la ola posterior a las Navidades, y la tasa de positividad de las pruebas supera el 17%.
A partir del viernes se vuelven a endurecerse las restricciones. El ocio nocturno tendrá que cerrar a las doce y media y el resto de la hostelería, a las once de la noche. Además, de nuevo se prohíbe el uso de las barras y el aforo del interior se limitará al 50%, con mesas de hasta seis comensales. En las terrazas, podrán sentarse juntas diez personas. También se reduce la cifra máxima de invitados en las celebraciones, a 120 asistentes. Y en eventos multitudinarios, solo podrá haber 500 personas en recintos cerrados o 1.000 al aire libre. La consejera de Sanidad, Sira Repollés, ha explicado que, como ya sucede en bodas y comuniones, estudian exigir listados de asistentes en discotecas y bares de copas.
La hostelería ha recibido las nuevas restricciones como un mazazo. El presidente de la asociación nacional del sector, el aragonés José Luis Yzuel, ha arremetido contra las autoridades sanitarias por hacer paganos de la situación a los establecimientos de ocio seguro, mientras se permiten las aglomeraciones y botellones sin control. Pide responsabilidades políticas, una vez demostrado la ineficacia de las medidas adoptadas.